Casandra y la curva
Casandra y la curva

Hoy voy a hablar de la curva de rendimiento de los bonos y, más en concreto, de su capacidad predictiva para pronosticar la alternancia en el ciclo económico: de expansión a recesión y al revés. Pero antes voy a unos prolegómenos.

Casandra era un personaje de la mitología griega en cuyas profecías pesimistas nadie creía, aunque se cumplían a cabalidad. Hoy hay un consenso boyante sobre las perspectivas de la economía y las bolsas mundiales, pero creo que hay indicios “casandristas”. Me explico. De la decena de indicadores que dan señales anticipadas sobre el curso futuro de la economía, dos revisten hoy especial relevancia. Uno es el rumbo de la bolsa de valores –que en mi opinión ya entró en “bear” o mercado a la baja desde febrero– y el otro es la curva de rendimiento de los bonos.

Lo normal es que las tasas de interés de los bonos del Tesoro con vencimientos más largos sean más altas que las correspondientes a los bonos más cortos: a mayor plazo, mayor tasa. Eso es lo que ocurre en cualquier economía salvo al final de un ciclo expansivo. Y la razón es que, al alcanzarse el pleno empleo, se suelen presentar presiones inflacionarias y el banco central, para combatirlas, restringe la liquidez, elevando suficientemente las tasas a corto plazo; dicha política restrictiva, sin embargo –créanme– no mueve mayormente las tasas a largo, por lo que llega un momento en que, pongamos, la tasa a dos años sobrepasa a la tasa a diez. Cuando esto ocurre, se dice que la curva de rendimiento se ha invertido.

Hace un mes escaso, unos investigadores de la Reserva Federal han publicado una investigación () en la que demuestran que siempre que se invierte la curva de rendimiento, un tiempo después –de 6 a 24 meses– la economía entra en recesión. Cada una de las nueve recesiones que se han registrado en los EE.UU., en las últimas seis décadas, ha sido precedida por una inversión de la curva; y no solo eso, sino que en dicho periodo solo ha habido diez episodios de inversión, y, por lo tanto, solo en uno el desenlace, sin llegar a recesión, fue de fuerte desaceleración.

¿Y cómo va la dichosa curva? En 2014, el diferencial entre la tasa (del bono del Tesoro USA) a 10 años y la del bono a 2 era 2.6 puntos; este margen se ha venido achicando y ahora está en 0.5. Intuyo que en unos 6 a 9 meses el diferencial pasaría a negativo; de ahí, en otros 6 a 9 meses, la economía de EE.UU. entraría en recesión; es decir, de 12 a 18 meses a partir de hoy.