BID señaló que los pronósticos para el crecimiento de Perú “son bastante sólidos”. (Foto: Andina)
BID señaló que los pronósticos para el crecimiento de Perú “son bastante sólidos”. (Foto: Andina)

Fue en 1991. Santa Rosa de Lima cayó un viernes y Labor Day un lunes. Viajé a Lima; fue un fin de semana intenso. El devenir de la economía en los próximos meses dependía de una negociación. Era el primer paso de la reinserción.

Desde 1987 a 1991, yo había estado encargado del Perú en el Banco Mundial. En mayo del 91, el presidente del BID, Enrique Iglesias, me ofreció encargarme de la negociación con Perú desde el BID.

El jueves 29, el ministro de Economía, Carlos Boloña, me convocó para hablar de los desembolsos que haría el BID si el MEF pagaba la mora con el BID, que eran 450 millones de dólares. Le dije que inmediatamente después podríamos desembolsar 225 millones con cargo a un préstamo para el Sector Comercio –cuyas condiciones de desembolso eran reformas ya negociadas una semana antes– y que antes de fin de año podríamos desembolsar otros 100 del BID y además de 100 de cofinanciamiento del Japón; y más en 1992, por lo que pronto el Perú tendría flujo neto positivo del BID. Boloña –chapado a sus reformas que transformaron la economía– me espetó: “Para mí, lo importante son las reformas y que ustedes las apoyen, pero Fujimori quiere flujo positivo desde el principio; yo hago las reformas, ustedes den la plata y no jodan”.

El viernes y sábado hice tres cosas. Primero, llamé a Enrique Iglesias, le dije que necesitaba 100 millones más en el primer desembolso; si no, el Perú no nos pagaba. Me dio su aprobación. Segundo, llamé a Julio Velarde y Martha Rodríguez, que eran directores del BCR, para pedirles una reunión. ¿La razón? Nos tenía que pagar el MEF pero no tenía plata; el BCR había acumulado reservas suficientes gracias al plan de estabilización de agosto de 1990, pero no quería prestar al MEF por desconfianza. Vinieron ambos acompañados de Javier de la Rocha y Renzo Rossini, que eran gerente general y de Estudios, respectivamente. Conseguí su apoyo para un crédito puente al MEF.

Tercero, traté de contactar con Boloña, pero había viajado de finde. Lucho Valdivieso –que había sido destacado por el FMI como asesor de Boloña– me sugirió que convocara a Absalón Vásquez, ministro de Agricultura y próximo a Fujimori. Nos reunimos con Absalón en el Hotel Cesar Miraflores para almorzar, vino con su asesor: Octavio “el Gordo” Chirinos; les expliqué todo y les dije que había conseguido 50 millones más (me guardé 50).

Absalón me prometió que lo hablaría con el jefe (Fujimori). El domingo nos volvimos a reunir; Absalón había convencido a Fujimori de que no importaba un flujo algo negativo solo al principio, pero Fujimori había concluido que sin 100 más no había trato. OK.

La segunda semana de setiembre, el Perú pagó al BID 450 mill. y la tercera, el BID aprobó el préstamo al Perú.

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