En la lucha contra la inseguridad ciudadana, vemos más “palos de ciego” que otra cosa.
En la lucha contra la inseguridad ciudadana, vemos más “palos de ciego” que otra cosa.

Al cierre del año, en su mensaje al país por Año Nuevo, la presidenta Dina Boluarte dijo que en este 2024 los ejes centrales del Gobierno serían el impulso a la economía y la “lucha frontal” contra la delincuencia y el crimen organizado.

Son metas correctas, indiscutibles, pues se trata de temas que agobian a los ciudadanos de todos los sectores sociales. Hasta ahí, todo bien.

La pregunta, sin embargo, es si el Ejecutivo está avanzando hacia esos objetivos. Porque al menos hasta ayer, no es precisamente lo que se percibe. Por el contrario, en la lucha contra la inseguridad ciudadana, vemos más “palos de ciego” que otra cosa.

Para empezar, al sillón principal del Mininter ha llegado alguien sin experiencia y que más allá de algunas meritorias capturas policiales, continúa sin dar evidencias de tener un plan estratégico para lo que a estas alturas podría denominarse la pacificación de las ciudades peruanas, principalmente aquellas que hoy por hoy son casi rehenes de las organizaciones criminales.

A ello le debemos sumar un reciente e incomprensible despropósito. Uno de los oficiales que estaba dando golpes certeros al crimen organizado, el coronel PNP Víctor Revoredo, acaba de ser enviado a estudiar un curso universitario (¿?), alejándolo de las tareas en la calle para frenar al Tren de Aragua.

Y por si ese absurdo no fuese suficiente, en cuanto a la lucha contra el terrorismo –que acecha en no pocas zonas del interior del país– el Gobierno decidió retirar al coronel PNP Max Anhuamán de la jefatura de la Dircote. En los apenas tres meses que estuvo este valeroso oficial al frente de esa dirección, tuvo resultados notables, como el golpe asestado a la cúpula de SL en el Vraem, con la captura de los hijos de los Quispe Palomino, y la desarticulación de una ONG senderista en el norte que adoctrinaba a niños.

En el campo de la Economía, mientras tanto, el titular del MEF aparte de buenos deseos no logra articular ningún plan creíble para encaminar una recuperación económica sostenida o al menos neutralizar los desatinos del Congreso en esa materia.

¿Podemos entonces confiar en que Boluarte cumplirá sus objetivos? Por el bien del país esperemos que sí, pero si no recapacita o realiza urgentes cambios de timón, sus palabras se las volverá a llevar el viento. Con lo cual la recesión y el crimen continuarán empobreciendo la vida y la seguridad de las familias peruanas.