notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Carlos Basombrío,Opina.21Con lo de Áncash, Cajamarca y Tumbes; así como los indicios de que entre en otros lugares hay cosas muy turbias como en el Callao, Ayacucho y Cusco, es obvio que la regionalización está en su peor momento. Pero, a mi juicio, lo ocurrido nos dice tanto o más de la crisis institucional nacional, que de la regional.

Tomemos el caso de Áncash. No es que no pasaba nada. Sí hubo reacción local. No por nada se sindica a Álvarez como el asesino de ocho opositores que lo retaban. Hubo, además, innumerables denuncias sobre actos de corrupción a lo largo de estos años que fueron convenientemente tapadas para beneficio del grupo mafioso. ¿Dónde están los responsables de que así fuese? Pues en las investigaciones policiales que nunca llegaban a nada, en los fiscales que archivaban todos los casos que comprometían a Álvarez, en la forma en que en el Congreso se lograba parar todas las acusaciones en su contra gracias a sus congresistas amigos; así como en el poco alcance nacional del trabajo de Contraloría. Todas las anteriores, instituciones nacionales que comparten responsabilidad en lo ocurrido. ¿De cuán arriba venía la protección? Por lo menos para el caso del Ministerio Público, según investigaciones periodísticas serias, venía nada menos que del anterior Fiscal de la Nación y del actual.

En resumen: estas cosas pudieron suceder porque quienes debían impedirlo desde la institucionalidad del Estado lo permitieron.

Claro que hay problemas con la regionalización como tal, pero iniciativas apresuradas como las de impedir la reelección regional –que en el contexto de lo dicho arriba solo ayudarían a quienes quieran corromperse a hacerlo más rápido y que, en cambio, sacarían de juego a algunos que están haciendo las cosas bien– debieran discutirse en un marco mayor.

Fritz Du Bois: Sinceras condolencias a su familia y a sus colegas de Perú21 y El Comercio. Una muerte tan temprana y en el zenith de su carrera periodística es aún más dolorosa.