(AFP).
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Finalmente. Mientras en países vecinos como Chile, Ecuador, Argentina y Bolivia tenían ya procesos de vacunación en marcha, aquí los peruanos seguíamos, como se dice, “en pindinga”, revolcados por la segunda ola y sin poder levantar cabeza para al menos recibir, además de oxígeno, una inyección de esperanza. Pero ayer se hizo el anuncio: el primer lote de vacunas arriba el 9 de febrero.

La última vez que el presidente Francisco Sagasti se dirigió a la nación no hablaba ya de “fines de enero”, sino de “febrero” –así, a secas– como plazo probable para el aterrizaje de las primeras dosis de Sinopharm en el Perú, con lo que las inquietudes y las dudas se dispararon. Ahora en cambio ha habido precisión en la fecha, y ojo: también se ha anunciado la compra de 14 millones de dosis a AstraZeneca; la ministra Bermúdez sostuvo ayer que la compra está cerrada con ese laboratorio, aunque no precisó fechas de entrega. Esa es una muy buena noticia. Muy buena.

Si hasta la mencionada Bolivia, que hace unas semanas había avanzado poco y nada en la adquisición de inmunizaciones, estaba vacunando a su población, algo se debía estar pudriendo, no en Dinamarca, sino en el Ministerio de Salud para que nuestro país siguiera a la cola de las vacunaciones en el mundo. Si Pilar Mazzetti no figura en el cuadro de honor de los ministros de la región –publicado ayer en Perú21– que ya lograron arrancar con las aplicaciones masivas en sus respectivos países, es porque, así como los días continuaban pasando, la incertidumbre entre la población iba en aumento.

Y la inversa de esa creciente desazón: la credibilidad de nuestras autoridades, no solo sanitarias, se venía abajo aceleradamente, un efecto residual a todas luces indeseable, dada la necesidad de un liderazgo sólido en estas dramáticas horas de lucha contra la segunda ola de la pandemia.

Las mecidas sobre el arribo de las inmunizaciones podrían explicar, asimismo, el rechazo a las vacunas de un importante sector de la población, como registran las encuestas, y la resistencia de no pocos ciudadanos a acatar las restricciones dispuestas por el Gobierno, que debe anunciar, cuanto antes, la fecha de llegada de las nuevas dosis que el Perú urgentemente necesita.

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