Política, vocación de servicio y gobernanza
Política, vocación de servicio y gobernanza

COLUMNISTA INVITADA:

GLORIA MONTENEGRO

Uno de mis últimos tuits dice: “Para estar en política y trabajar en el sector público se debe tener vocación de servicio y estar allí, donde nos necesitan. Si no lo sienten, si no lo viven así, retírense de la política”.

Hoy más que nunca necesitamos de servidores públicos preparados en el conocimiento empírico de la realidad, del trabajo de campo en el terreno de los hechos, sensibles y conscientes de que su actuar oportuno, eficaz y eficiente debe generar valor público, valor para la gente, para el ciudadano de a pie, para los trabajadores y trabajadoras que lo requieren. Además, y muy importante, toda nuestra actividad debe estar presidida por una ética profesional intachable.

Tengamos en cuenta estos factores al momento de elegir a quién le otorgamos nuestro voto, al momento de seleccionar a quiénes van a trabajar con nosotros; por eso la meritocracia debe convertirse en un eje vital en el sector público.

Tenemos el reto de formar servidores públicos que desde esta realidad sepan construir, colaborar y elaborar políticas públicas para el desarrollo de los sectores donde van a desempeñarse. La política pública es ese conjunto organizado de decisiones y acciones que buscan generar los servicios públicos que demanda la población para solucionar los problemas. Estos pasan a formar parte de la agenda pública donde se decide, dependiendo de la importancia y urgencia, su priorización y allí debemos estar presentes desde el rol que desempeñamos, más, cuando nos debemos a la población que nos eligió.

Siendo servidores públicos no nos podemos excluir de los problemas de nuestro país, región, provincia o comunidad; no es respuesta válida decir “esa no es mi competencia”. Es aquí donde se ve la vocación de servicio. Cada una de nuestras intervenciones deben tener presente los valores de la justicia, de equidad, y también las costumbres, las creencias y las expectativas de esa comunidad, de ese sector; se debe además dejar claramente establecidas las reglas de juego y las responsabilidades después de un debate alturado, de respeto mutuo y proactivo.

Finalmente, es clave que nuestras acciones sean transparentes, las decisiones oportunas y ajustadas a la evidencia. Esto permitirá generar un clima de confianza que favorecerá la gobernabilidad y gobernanza y, sobre todo, la prevención de conflictos sociales.

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