Congreso reanuda debate sobre la cuestión de confianza. (Anthony Niño de Guzmán / GEC)
Congreso reanuda debate sobre la cuestión de confianza. (Anthony Niño de Guzmán / GEC)

El desprestigio del Congreso ha llegado a niveles tan rampantes que, en plena cuestión de confianza y momento de máxima crispación, mientras Del Solar realizaba su presentación ante el Pleno, el índice selectivo de la BVL acumulaba cinco jornadas de crecimiento. Además, contrariamente a lo que disparó la congresista Salgado el martes, el dólar no ha subido a S/3.70. Esa fue una de las tantas fake news que se han lanzado estos días. Otra fue la que soltó la congresista Marisol Espinoza, quien dijo que la economía peruana crecerá este año menos que vecinos “que no bajan de 4%”. Eso es falso.

Según la Cepal, solo Paraguay y Bolivia crecerán más que Perú y sobre el 4%. Chile, Colombia, Brasil, Uruguay, Ecuador y Argentina están bastante más abajo en ese ranking.

Lo cierto es que, en el Perú, la inestabilidad política se ha vuelto tan común que para los inversionistas este es un riesgo que pareciera que dan por descontado. Pero aquí no hay espacio para celebrar. No es que andemos bien, solo que no estamos tan mal como los congresistas obstructores quisieran.

En ese contexto, la columna publicada ayer por Carlos Ganoza en El Comercio viene muy bien. Recuerda que los países no fracasan por su economía, sino por su política. Si el sistema político funciona, una nación puede enmendar el rumbo de su economía. Pero si el sistema político no funciona, el crecimiento económico no lo arregla. Brasil, Sudáfrica, Tailandia y Turquía son buenos ejemplos que brinda Ganoza sobre países que vieron su economía caer por su disfuncionalidad política.

Finalmente, es muy probable que quien coloca la economía por delante de la política no haya sido ni sea víctima de la marginalización y la privación de derechos que afecta a cientos de miles. A quienes más afecta la crisis política es a esa mayoría.

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