En las últimas semanas, la ciudadanía asiste con alarma e indignación a lo que se ha vuelto un siniestro espectáculo ya casi cotidiano en la capital: buses con pasajeros dentro siendo abaleados a mansalva por sicarios, que luego se dan a la fuga sin que nadie se interponga en su camino.
Sucede principalmente, por ahora, en el Cono Norte, pero pocos dudan de que más temprano que tarde esta práctica criminal se extenderá al resto de Lima, siempre que choferes o empresas de transporte se nieguen a pagar los cupos de los extorsionadores.
No solo es Lima, además. La violencia en las calles sigue cobrando vidas en las ciudades más pobladas e industriosas del país. Sin embargo, para el comandante general de la Policía Nacional, Víctor Zanabria, la ola de extorsiones contra empresas de transporte se debe a la “informalidad en el sistema”, como declaró muy orondo el día de ayer.
Zanabria dijo que las actividades extorsivas venían desde “hace varios años” y “nacen a raíz de la informalidad… Los colectiveros y el transporte informal están dando ahora servicio hasta por 10 soles el pasaje”, señaló en RPP, alegando que “la Policía no recibe denuncias de estos hechos”. “Por ejemplo… yo vi por televisión que (una empresa de transportes) denunciaba que estaba siendo extorsionada. Sin embargo, nosotros no teníamos denuncia como Policía. Entonces, se genera un vacío, pues”, apostrofó, haciendo gala de un portentoso cuajo.
O sea, como los choferes no registran sus denuncias en las comisarías porque son informales, la PNP hace poco más que cruzarse de brazos. Y, si se enteran de los delitos, es debido a que salen en la tele. Responsabilidad de los transportistas según Zanabria y, cómo no, de “los medios de comunicación, que le hacen el juego a los extorsionadores”.
Le faltó decir nomás –en esta insólita perorata, viniendo de un oficial que comanda las fuerzas de seguridad– que los pasajeros también tenían la culpa por subirse a buses que no entregan factura.
Tremendo líder tiene la PNP, muy digno del incompetente ministro del Interior, que este Gobierno mantiene en el cargo mientras el país se desangra, acosado por una criminalidad que ya invade casi todas las actividades económicas. Si la realidad no fuera tan brutalmente trágica, diríase que son un dúo tal para cual, como en la famosa película cómica de Jim Carrey Tonto & más tonto.
Avisados estamos, entonces, la Inteligencia policial –en todos los sentidos posibles– no existe en el Perú. El país en manos de crimen.