(Geraldo Caso/Perú21)
(Geraldo Caso/Perú21)

Durante la semana se ha discutido la propuesta edil de construir un parque en memoria de los caídos durante la época del terrorismo.

La iniciativa ha sido cuestionada por congresistas de izquierda y aplaudida por el fujimorismo.

Cuándo llegará el día en que, unidos, el Gobierno, el Congreso, la Municipalidad, le propongan a la ciudadanía la construcción de un Parque de la Victoria, de una alameda que conmemore el triunfo de la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas, los ronderos del campo, los dirigentes sociales y la sociedad civil sobre Sendero Luminoso y el MRTA.

Cuándo un espacio que permita recordar lo más grande que nos ocurrió durante esos años de dolor y miedo, de vulnerabilidad y desconcierto: haber ganado, haber vencido a un movimiento político totalitario y feroz, terrorista y sanguinario, el más violento que haya aparecido en América.

Y de haber capturado a su líder, vivo, y sin ninguna sospecha de maltrato ni abuso desde la autoridad; lo mismo con los del MRTA: salvo Cerpa Cartolini, los demás cabecillas están vivos y han purgado cárcel.

Por qué no podemos tener un lugar que reconozca, ampliamente, la labor de la Policía, los militares y los ronderos en ese triunfo; que deje, grabado en piedra, el testimonio de que la muerte de María Elena Moyano, de Pascuala Rosado, de Orestes Rodríguez, y tantos mártires, no fue en vano.

La guerra terrorista la ganó la sociedad peruana agredida por el marxismo, leninismo, maoísmo y su “lucha armada” en su intento por tomar el poder.

Cómo es que una victoria que costó tanto no tiene un monumento popular recordándola, perennizándola.

Si la propuesta conmemorativa es a favor del triunfo y de la paz recuperada, no habrá peruano de bien que se oponga. Porque contra el terrorismo estamos todos, sin partidos políticos ni cacicazgos aprovechando la oportunidad.

Construyamos un espacio conmemorativo de la derrota infligida a Sendero Luminoso y al MRTA. Un espacio que no tiene por qué negar ni competir con los datos históricos que alberga el Lugar de la Memoria. El registro ordenado de los sucesos no es incompatible con la conmemoración de la victoria.

Al contrario, podría ser el primer paso para iniciar el proceso de reconciliación que tanto necesitamos.

El jueves, Carlos Tapia, uno de los integrantes de la Comisión de la Verdad que organizó históricamente los sucesos violentos ocurridos durante la guerra terrorista, pero que fracasó en el empeño de la reconciliación, dijo en estas mismas páginas: “Quieren hacer una suerte de museo alternativo donde se vea el punto de vista de los que ganaron la guerra, es decir, desde el punto de vista de las Fuerzas Armadas”.

Si existe la necesidad, es que hace falta. Por el futuro inmediato de nuestro país, y para enfrentar la nueva estrategia puesta en acción por el Movadef, el nuevo disfraz político de Sendero Luminoso, necesitamos reconciliarnos.

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