-Sugiero que las ahora mutiladas miraflorinas playas La Pampilla y Redondo pasen a llamarse «Susana Villarán» y «Arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos» en honor a quienes han seguido el funesto ejemplo del difunto alcalde chorrillano Pablo Gutiérrez, recordado por haber desaparecido la otrora bella playa La Herradura. Recomiendo que los tablistas y los usuarios de estas dos recortadas entrañables playitas organicen un «luau» en honor a estos dos Atilas de la arena. Parece que Villarán quedó resentida con Neptuno porque el mar se le salió en las playas La Herradura y Venecia, mientras que el Rímac inundó su Línea Amarilla, por lo que a muy poco de largarse decidió vengarse del dios de las aguas, asolando a estas dos queridas playitas, apoyada por el tridente de ese arquitecto-proyectista.
-¡Me imagino que en el comedor de la Universidad de San Marcos se debe comer mejor que donde Gastón Acurio! No encuentro otra razón para que un grupo de 40 desadaptados haya ido a hacer tremendo vandalismo en el rectorado porque… ¡les han cerrado ese local por fiestas hasta el 2 de enero, en días en que no hay clases! ¡Estos niñitos tragones del Movadef son más engreídos que el peor de los pitucos de Asia! ¿No quieren mujeres y trago también? Todos están grabados, así que espero que los expulsen: los contribuyentes estamos hartos de tirar nuestros impuestos en engreídos gamberros ideologizados. Es que San Marcos ya no debería ofrecer servicios gratuitos o subsidiados de residencia y comedor, que más son los eternos problemas que les traen: su «core-business» es ser una universidad, no un hotel gratis o un restaurante subsidiado.
