Plausible transparencia.
Plausible transparencia.

Saludables aires de transparencia parecen estar corriendo en el Tribunal Constitucional (TC) desde que Marianella Ledesma ha asumido la presidencia de ese organismo. No de otra manera se puede explicar la importante decisión de permitir que se transmita en vivo y en directo la sesión del martes 14 de enero en la que se debatirá la demanda competencial presentada por el presidente de la Comisión Permanente, Pedro Olaechea, sobre la disolución del Congreso de la República, planteamiento que recibió el unánime respaldo de los tribunos.

Debates cruciales para el presente y el futuro de la democracia peruana, como el antedicho, deben llegar a la mayor cantidad posible de ciudadanos, pues de esa manera ellos podrán ejercer su inalienable derecho a la información en torno a lo que se está decidiendo en los poderes del Estado, cosa que, por ejemplo, no ocurrió, pero hubiera sido deseable, cuando tuvo lugar el debate –también fundamental– que antecedió a la anulación del mandato de prisión preventiva de Keiko Fujimori: el velo de opacidad que impidió conocer las argumentaciones cruzadas a favor o en contra del dictamen final no hizo sino mellar la credibilidad del TC con las distintas especulaciones que se dejaron tejer respecto al polémico fallo y sus supuestos alcances legales.

La doctora Ledesma y la fiscal de la Nación Zoraida Ávalos –alineada claramente en la lucha contra la corrupción– han desempeñado un papel protagónico en la suspensión y revisión de las incorporaciones como miembros de la nueva Junta Nacional de Justicia (JNJ) de Marco Tulio Falconí y María Zavala, en consideración a una serie de cuestionamientos relacionados con su trayectoria profesional y con la forma de haberse elegido al primero, dando lugar a una ronda adicional de análisis y entrevistas, considerando que lo que esta instancia precisa con urgencia es justamente todo lo contrario, es decir, profesionales intachables.

La renovación de estilos y la búsqueda de la probidad y la ética en el sistema de justicia del país son dignas de celebrarse; que dos mujeres de derecho hayan alcanzado altas magistraturas y, a la vez, realicen oportunas intervenciones en favor de la lucha contra la corrupción añade mayor brillo a estos nuevos aires.

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