“Desde 2019, el Perú tiene un Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), hecho con apoyo del Reino Unido y el BID”. (Foto: Difusión)
“Desde 2019, el Perú tiene un Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), hecho con apoyo del Reino Unido y el BID”. (Foto: Difusión)

Los candidatos intentan explicar sus planes de gobierno mostrando, la mayoría, su escaso conocimiento sobre gobernar en medio de la maraña de restricciones que afectan sus probabilidades de ejecución. Hay extremos populistas y generalidades, y muy pocas ideas compatibles con una estrategia de reactivación que, asumiendo que la pandemia empiece a ceder, será recuperar el crecimiento económico. Afortunadamente, desde 2019, el Perú tiene un Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), hecho con apoyo del Reino Unido y el BID.

Pero los peruanos somos prolíficos para producir documentos y patéticos para implementarlos. Luego de constantes cambios de gobierno, es indispensable rescatar documentos valiosos antes de que caigan en el olvido: gran parte del contenido de los planes para retomar el crecimiento puede encontrarse en estos documentos y estudios “en busca de un ejecutor”.

El PNIC tiene el mérito de haber usado una metodología que permite articular e impulsar el potencial económico de las regiones del país, considerando variables como la complementariedad entre regiones, un buen paso para eliminar esos compartimentos estanco en los que se han atrincherado los gobiernos subnacionales desde la mal llamada descentralización

La brecha de infraestructura es de más de S/360 mil millones. Los 52 proyectos priorizados en el plan suman 100 mil millones, suficiente para los primeros pasos en un camino de reactivación, crecimiento y desarrollo. Todo ello, acompañado por la creación de empleo y riqueza en un país que hoy los necesita más que nunca. Señores de los quipos económicos, denle una “leidita”. No se van a arrepentir y así rápidamente le sacamos el jugo a un esfuerzo previo y listo para ejecutar. Que la luna de miel del siguiente gobierno durará muy poco, si acaso la haya.