(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

Pedro Castillo y Vladimir Cerrón no tienen problema alguno en seguir copando y destruyendo el Estado con ceses de personal calificado y nombramientos de funcionarios de oscuro perfil o cero trayectoria. Nadie ni nada parece detenerlos, ni siquiera la sucesión de escándalos por los abultados prontuarios judiciales de muchos de los nombrados ni los destapes de negociados en que estos terminan involucrándose ni bien toman posesión de sus oficinas.

Lo grave para el país y para los ciudadanos es cuando los cambios se producen en lo más alto del escalafón de la administración pública, es decir, donde se toman las decisiones importantes para el país, llámense ministerios, organismos públicos o entidades constituidas para llevar desarrollo a las diferentes regiones.

Lo último ha sido la destitución sin previo aviso de la directora de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, Amalia Moreno, quien venía haciendo un trabajo honesto y planificado, con obras valiosas, de gobierno a gobierno, en el norte del país, que ayudaban no solo a restituir la infraestructura dañada por el fenómeno de El Niño costero sino también a mover la economía regional con empleo y productividad.

En lo que respecta a los ministerios, el caso más grave sigue siendo el del Ministerio de Energía y Minas, totalmente tomado por el cerronismo, con consecuencias que ya afectan a todo el Perú, como es el alarmante bajón de la producción minera, que –por si no lo sabe el señor Castillo– aporta cerca del 10% del PBI nacional.

Lo que en otros gobiernos habría sido visto como un condenable surtido de tarjetazos, o pagos de favores políticos, bajo esta administración, dada la incompetencia y nula idoneidad de sus designaciones, comienza a sonar ya como un siniestro plan de sabotaje en toda regla. Infiltrar el aparato del Estado con el objetivo de desprestigiar o hacer colapsar nuestra democracia, a través de su incapacidad o desinterés para lidiar con las necesidades de la ciudadanía.

Por lo pronto, una actividad esencial para la economía peruana, para el desarrollo del país, como es la minería, comienza a dar signos de extenuación ante el caos y el desamparo gubernamental en que hoy se encuentra. Es la dirección en que nos está llevando el Ejecutivo, pero ¿es eso lo que los peruanos queremos?