El pistolero y la segregacionista. (USI)
El pistolero y la segregacionista. (USI)

Lima, en muchos sentidos, es una ciudad agresiva y en constante tensión. Distintos factores nos hacen sentir que nunca estamos realmente a salvo en sus calles, como de hecho no lo estamos. Puede ser una combi a punto de embestirnos, sus oscuras esquinas, el insulto gratuito, la delincuencia o un señorón que maneja contra el tráfico mientras apunta con su arma a quien se atreva a reclamarle.

Hace unos días también circuló el video de una mujer que echaba a los niños de un colegio nacional que intentaban tomar su foto de promoción en la laguna de El Olivar, en San Isidro, porque quienes no son del distrito “no cuidan el parque como ella lo hace”. Si han estado atentos al movimiento alt-right sanisidrino, seguro recordarán a esta señora que hace no mucho acusó junto a otros vecinos a la actual gestión distrital de convertir El Olivar en un “parque zonal de uno de los conos de la capital”.

El señorón pistolero es un ejecutivo de alto vuelo. La señora segregacionista vive en una de las zonas más privilegiadas de Lima. Ambos pertenecen a una élite con más oportunidades y acceso que la amplia mayoría, pero eso poco les ha servido para ver más allá de sus narices. Es el reflejo de una casta limeña que cree poder arrasar con todo y con todos a su paso mientras rezan el mantra de lo exclusivo para no decir excluyente y culpan a los demás por hacer de Lima una ciudad muchas veces difícil de digerir. El problema no es encontrarse en una situación de privilegio, sino lo que hagas con él.

El señorón pistolero y la señora segregacionista son hijos de una Lima tradicional donde unos pocos importan más que todo el inmenso resto. Por eso alivia ver la sanción social que se ha despertado contra ellos. No será mucho que celebrar, pero es un primer paso.

TAGS RELACIONADOS