Edinson Vargas Huilca explicó que “tregua” será hasta jueves 11 de abril a la espera de la llegada del premier. (Foto: GEC)
Edinson Vargas Huilca explicó que “tregua” será hasta jueves 11 de abril a la espera de la llegada del premier. (Foto: GEC)

El conflicto social de Las Bambas se ha extendido más allá de lo previsible y la impaciencia ya comienza a dominar a las partes enfrentadas. El gobierno, tras haberse desentendido inicialmente del tema, con el nuevo gabinete encabezado por Salvador del Solar ha hecho esfuerzos claros para apaciguar los ánimos y sobre todo encontrar puntos de consenso que atiendan los pedidos de las comunidades, sin violentar contratos firmados para la explotación de las minas.

Sin embargo, luego de la liberación del presidente de la comunidad de Fuerabamba, Gregorio Rojas, y la instalación de mesas diálogo directo con los comuneros y la empresa minera, pareciera que aparte de la declaración conjunta de buenas intenciones, las negociaciones avanzan a paso de tortuga.
Los dirigentes cotabambinos, bastante activos estos últimos días en los medios, donde han insistido en su exigencia de que el gobierno archive las 500 denuncias en su contra desde el inicio de la protesta, además de la liberación de los cabecillas de ‘Los Chavelos’, organización criminal de los hermanos Frank y Jorge Chávez Sotelo que, en calidad de abogados, oficiaron como asesores de las comunidades afectadas.

Por lo pronto, se trata de dos demandas inviables funcionalmente, pues el Ejecutivo no puede ordenar la libertad inmediata de nadie al Poder Judicial ni disponer que se archiven investigaciones, como sucede en las dictaduras. En una democracia, la separación de poderes es esencial. Y con amenazas de volver al bloqueo si no se acatan sus reclamos, es todavía más difícil negociar y, mucho menos, alcanzar acuerdos.

Lo que deben entender los dirigentes es que hoy resulta muy fácil ganarse el aplauso efímero de los pobladores más desesperados y empobrecidos, prometiendo beneficios irrealizables, y así mantenerlos en pie de guerra, fuera de sus hogares, defendiendo el bloqueo de carreteras iniciado hace más de dos meses, pero si hay algo que de verdad cambiará la vida de la zona será lograr acuerdos negociando demandas razonables y sostenibles.
Las amenazas solo torpedean las posibilidades del diálogo para llegar a acuerdos. ¿Es esa la intención de los dirigentes de Fuerabamba?

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