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Redacción PERÚ21

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Guido Lombardi,Opina.21glombardi@peru21.com

A solo una semana de la firma de una declaración conjunta, suscrita por los cancilleres Roncagliolo y Moreno, en la que ambos países se comprometen formalmente a respetar el fallo de la Corte de Justicia de La Haya, el mandatario chileno propuso un enclave para Bolivia al norte de Arica, con autonomía pero sin soberanía. Es cierto que Chile ha planteado en múltiples ocasiones fórmulas de ese tipo. Desde el famoso abrazo de Charaña, entre Pinochet y Banzer, hasta negociaciones más tímidas durante la administración Bachelet, que nunca llegaron a concretarse en una propuesta formal.

Lo sorprendente de la reciente propuesta de Piñera es, como él mismo lo dijo, que ésta "perdería validez" si la Corte falla a favor de Perú. Si la pretensión de esas declaraciones era meter una cuña en las relaciones peruano-bolivianas, el tiro le salió por la culata a don Sebastián. La respuesta de Evo Morales fue contundente. De qué propuesta se trata, se preguntó el presidente boliviano. ¿En qué documento, nota o comunicación consta ese ofrecimiento? La maniobra se reveló entonces como una picardía casi infantil que haría reír si no hubiera detrás una larga historia de frustración y resentimiento.

Tampoco parece verosímil que Piñera pretendiera, con ese ofrecimiento, influir en los miembros de la Corte insinuando que al resolver en favor de Perú estarían generando un conflicto de igual o mayor magnitud, porque entonces la picardía se convierte en candidez. En todo caso, Piñera ha puesto de relieve la ligereza de algunos políticos –que no pueden ver más allá de los límites de su mandato–, frente a la seriedad de los servicios diplomáticos, de los agentes económicos y de los expertos jurídicos.