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EL ABC DE LA ECONOMÍA

Petroperú y costo oportunidad

“Para un Gobierno, gastar más en educación significa gastar menos en otro objetivo, pues el dinero es limitado, al igual que las finanzas de nuestras familias”.

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(Foto; Midjourney / Perú21)
(Foto: Midjourney / Perú21)
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El tema de qué hacer con la empresa estatal Petroperú está en el tope del debate nacional. Más allá de las razones sobre las que se ha escrito y comentado lo suficiente como para que cada persona se forme su propia opinión, mi objetivo es enfocarlo desde otro punto de vista: el costo de oportunidad. Veamos lo que significa y luego aplicamos el concepto al caso de Petroperú.  

Durante todas nuestras vidas siempre tomamos decisiones. Más allá de juzgarlas, quien las toma, sea usted o un ministro, debe pensar, no solo en las consecuencias últimas de la decisión tomada, sino en los efectos de aquella que se dejó de tomar. Porque decidir por algún camino significa dejar de lado otro. Y ese es el costo de oportunidad.   

Pongamos un ejemplo: sin emitir ningún juicio de valor, hace unos días se anunció que se inyectaría dinero a la refinería de Talara por 750 millones de dólares; dicho sea de paso, desde que se inició nos costó 7,000 millones de dólares. ¿Y quién los paga? Pues nosotros con nuestros impuestos. Podría pensarse que lo paga la misma empresa con sus ganancias; pero no tiene ganancias, sino pérdidas, y por ende, deudas.  

Si usamos el concepto de costo de oportunidad, la pregunta sería: ¿cuánto mejor estarían los sectores de salud y educación si los recursos se hubieran usado en ambos y no en la refinería? ¿Cómo podemos saberlo? Existen técnicas, como la evaluación ex ante, que nos permiten saberlo. Este no es un tema ideológico, sino de cálculos fríos, pensando siempre en el bienestar de los más vulnerables.    

Es como cuando usted decide ir a una fiesta. Más allá de la opinión de los demás, el dinero que usó para la misma lo pudo usar en comprarse ropa, si esta era la mejor alternativa dejada de lado. El costo de oportunidad se refiere a los efectos de lo que se deja de hacer en cada decisión que tomamos. Para un Gobierno, gastar más en educación significa gastar menos en otro objetivo, pues el dinero es limitado, al igual que las finanzas de nuestras familias. Pregúntese usted: ¿qué está dejando de hacer un ciudadano cuando acepta un cargo de ministro? Si la mejor opción dejada de lado es estar con la familia, pues ese tiempo usado para colaborar con el Gobierno sería el costo de oportunidad.  

La economía aporta dos elementos cuando se toman decisiones: por un lado, analizar las consecuencias, no solo inmediatas, sino aquellas de mediano plazo; debemos ver lo que se ve y lo que no se ve; por otro, pensar siempre en el costo de oportunidad, para tener claro lo que dejamos de ganar por cada decisión que tomamos.  

Note, estimado lector, que no se está juzgando si la intención es buena o mala. El análisis del costo de oportunidad posibilita ver lo que se está dejando de hacer y, por tanto, los beneficios privados y sociales de la alternativa dejada de lado. Como siempre, la economía es una ciencia y no solo un conjunto de buenas intenciones que suenen bien.

Tenemos que avanzar. Calificativos como empresas estratégicas o similares corresponden a una fuerte carga ideológica que piensa que el Estado debe hacer las cosas. Desde luego que, si fuera una empresa rentable que le proveyera beneficios al Estado, no diríamos nada, pero no es el caso. ¿Qué pasaría si una empresa privada dejara de ser rentable, tuviera pérdidas siempre y una fuerte deuda? Responda usted mismo, estimado lector.