El último reporte de Petroperú sobre la situación financiera confirma el estado crítico de la petrolera estatal. De acuerdo con la información enviada a la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), Petroperú arrojó pérdidas por US$183′306,000 en el primer trimestre de 2024. Para que se entienda el curso de la crisis, estas pérdidas superaron incluso a las que registró en el primer trimestre del año pasado, que ascendieron a US$158′047,000.

A estas alturas del año, el nivel de deuda de la compañía, tanto de corto como de largo plazo, es de 5.19 veces el valor de su patrimonio.

Así las cosas, el Ejecutivo debería atender, como prioridad número uno, la propuesta del Directorio Transitorio de que Petroperú sea administrada por una gestión privada, pues el ratio deuda versus ingresos vuelve insostenible a esta empresa. La inyección de capital del Estado no hace más que prolongar la agonía a costa del sacrificio de todos los peruanos, que son finalmente los que pagan los miles de millones de dólares comprometidos en la elefantiásica Refinería de Talara, préstamos tomados por doquier y el altísimo gasto corriente que se va en planillas doradas.

La administración anterior dijo que la petrolera estatal estaba en proceso de recuperación, pero esta, ya vemos hoy, es incapaz de generar los ingresos suficientes para costear las operaciones.

En un acto de sinceramiento, que sorprende en las entidades del Estado, el Directorio de Petroperú señaló la semana pasada que sería irresponsable y un acto de “inmoralidad” pedir un mayor financiamiento por parte del Estado, pues “nada asegura que la empresa no retorne en el futuro cercano a solicitar más apoyo estatal, en desmedro de la caja fiscal y el bolsillo de los contribuyentes”.

Han pasado 10 días y el Gobierno no ha reaccionado ante esta petición, que más que solicitud es un llamado de auxilio. “Hemos planteado nuestro pedido de autonomía en la gestión privada de Petroperú ante la Junta General de Accionistas, así como ante el Gobierno y estamos a la espera de una definición”, indicaron en su comunicado. Los oídos sordos del MEF, del premier y de la propia presidenta Dina Boluarte hacen prever que para el Gobierno la única solución es seguir dándole más dinero a Petroperú por un simple cálculo populista.

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