(Foto: Anthony Niño de Guzmán/GEC)
(Foto: Anthony Niño de Guzmán/GEC)

Como era de esperarse, el discurso presidencial de Fiestas Patrias, lejos de calmar las aguas en la escena política peruana, crispó aún más el ambiente, lo que sin duda terminará afectando el desempeño económico del país, al menos en el corto plazo. Con esto, Martín Vizcarra se ganó un lugar en la historia como el presidente menos efectivo para fomentar el crecimiento en los últimos 28 años.

Durante el mensaje, el mandatario comunicó que espera un crecimiento económico de 3.5% para 2019, estimación del FMI que parece ser harto optimista. Esto se vuelve evidente al contrastarlas con proyecciones locales; como la del BBVA Research del 2.9% o la de Macroconsult del 2.7%, o aun la del mismo exministro de Vizcarra, David Tuesta, quien espera un minúsculo crecimiento de entre 2.5% y 2%.

Para entender por qué el letargo económico peruano es responsabilidad del actual Ejecutivo, basta revisar los niveles de ejecución anualizada de algunas partidas presupuestales. Por ejemplo, según datos del MEF, de los S/7,040 millones asignados al Minsa, la ejecución cerraría el año en 77%. De igual forma, de los S/8,667 millones asignados al Minedu, a este ritmo, la ejecución cerraría en 66%.

No obstante, lo más crítico del gobierno es el ínfimo avance de la Reconstrucción con Cambios, para la cual se presupuestaron a inicio de año S/5,314 millones, cifra que se redujo a S/2,579 millones, de los cuales al 29 de julio se han ejecutado apenas S/14 millones, ¡lo que implicaría cerrar el año con una ejecución del 1%!

Al parecer, el precio que ha pagado el Perú por una reforma de justicia sin mayores avances y por una reforma política experimental es injustificadamente alto. Esperemos que al menos la transición de poder se realice sin demoras.