El presidente Martín Vizcarra recordó a José Huerta durante una actividad en La Libertad. (Foto: Difusión)
El presidente Martín Vizcarra recordó a José Huerta durante una actividad en La Libertad. (Foto: Difusión)

Es probable que el Ejecutivo se sienta cómodo después de que su aprobación haya aumentado 8 puntos porcentuales en un mes –de 42% a 50%–, debido a las constantes pechadas que da al peor Congreso de la historia. Sin embargo, patear al muerto es una estrategia que solo dará frutos hasta que las fallas de gestión pública afecten más de lo acostumbrado el día a día de los peruanos.

Actualmente, el país va de capa caída respecto al crecimiento, pues en los primeros cuatro meses crecimos en promedio 1.7%, cuando debimos hacerlo en casi 3.7%, que es nuestro potencial. Si bien parte del decepcionante desempeño puede atribuirse a factores externos, una porción importante es cortesía de Vizcarra y compañía.

El problema radica en la escala de prioridades del Ejecutivo, en la cual el desempeño económico claramente está en segundo plano. Si este no fuera el caso, la inversión pública no hubiera caído 6% entre enero y mayo, sino que hubiera crecido alrededor de 4.5%, como fue previsto por el MEF para 2019. Esta brecha del 10.5% entre lo que sucedió con la inversión pública y lo que debió suceder es lamentable.

La dejadez no solo afecta a la inversión pública, también a la ejecución del gasto corriente. Por ejemplo, en 2018, el Minsa presupuestó S/614 millones para comprar medicamentos, pero luego lo redujo a S/334 millones, para cerrar el año con una ejecución aceptable del 85.6%. Este año presupuestó S/386 millones para el mismo fin, pero al 24 de junio solo se viene ejecutando el 19.9%, que equivale a una ejecución anual de 41.7% (MEF).

Mientras tanto, para cubrir la falta de medicamentos en las instituciones públicas, Vizcarra quiere que apuren el proyecto de stock mínimo de genéricos en farmacias.

TAGS RELACIONADOS