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¿Y ahora, qué?
“¿Y qué hacemos de los miles o millones que se saltan a la garrocha las leyes y las reglas? No podemos meter a todo el país a la cárcel. Porque esta falla catastrófica no es solo de nuestra clase política”.
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Después de la fiesta viene el after party, la resaca y el día siguiente. Llevamos meses persiguiendo corruptos, metiendo gente presa –y sacando gente presa–, toccata e fuga y con un muerto encima. Cada día partimos a la caza del “corrupt du jour” como el empeñoso chef que prepara su menú del día. La tiranía de los ratings y de la circulación no levanta el pie del acelerador. Cada día los corruptos son menos importantes. Van quedando menos, más chiquitos, menos conocidos, pero hay que seguir con el reality antes que se seque la veta, ¿y de la realidad, qué?
¿Acaso no está bueno que finalmente los corruptos paguen? Claro que sí. La gente se ufana de que finalmente haya justicia, y bueno es que así sea. Somos, parece, un ejemplo continental, la envidia de la Argentina. En fútbol nos matan, pero en justicia no nos ganan. Como en todo plato de fondo, hay una base de justicia, un chorrito de justicieros, una pizca de ajuste de cuentas, políticas y/o personales, y algunos ingredientes que se escapan de terminar en la olla. Pero, ¿y qué hacemos de todos los otros, miles o millones que se saltan a la garrocha las leyes y las reglas? No podemos meter a todo el país a la cárcel. Porque esta falla catastrófica no es solo de nuestra clase política, es de toda la sociedad.
No existen, ni en el país más atrasado, cinco presidentes así embarrados, al hilo. Fugados, investigados, arrestados y uno suicidado. Por mucho menos tambaleó la Quinta República en Francia bajo Mitterrand.
Si existe un electorado que se equivoca cinco veces seguidas, entonces la falla es nuestra. Nos hemos acostumbrado a mirar solo lo que nos rodea, a poner el ojo en el corto plazo personal o partidario, en la agenda propia. Nos pasamos la luz roja porque nadie vigila y ni lo registramos. Nos cuidamos el bolsillo, pero no sabemos quién está parado al costado. El otro es invisible.
¿Quién es un referente moral? ¿Dónde está aquel o aquella que se empeña en algo más allá de conservar su puesto, de ganar las próximas elecciones, de firmar un nuevo contrato? ¿Quién nos dice adónde vamos como país, qué buscamos, qué seremos los peruanos? La pregunta cayó como un ladrillo en un estanque de patos. Terminado el reality, ¿cómo se perfilan la realidad y el mañana?
¿Quién es un referente moral? ¿Dónde está aquel o aquella que se empeña en algo más allá de conservar su puesto, de ganar las próximas elecciones, de firmar un nuevo contrato? ¿Quién nos dice adónde vamos como país, qué buscamos, qué seremos los peruanos? La pregunta cayó como un ladrillo en un estanque de patos. Terminado el reality, ¿cómo se perfilan la realidad y el mañana?
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