[Opinión] Anthony Laub: A la izquierda nunca más. (Foto: Perú Libre/Facebook)
[Opinión] Anthony Laub: A la izquierda nunca más. (Foto: Perú Libre/Facebook)

Vivimos días aciagos producto del odio visceral que separa al país en dos y que nos ha sumido en esta desgracia que es Castillo y la izquierda. Sí, esa izquierda de la Vero y la Mirtha, de Cerrón, de Arana, de Silva Santisteban, de Francke, de Indira, de Anahí, de actorcillos y periodistas mediocres y monocordes. También de esa izquierda asolapada y mañosa, teñida de centrismo y que encabezan personajes opacos como Sagasti o Vizcarra.

Las evidencias eran notorias e igual prefirieron promover a un sindicalista que nunca ha trabajado y que, con su malhadada huelga, es responsable, junto con Vizcarra y Sagasti, de que nuestros hijos hayan perdido años de educación que no van a recuperar jamás. Imperdonable.

Miraron a un lado, pese a que Castillo venía apañado por un corrupto y su turbio entorno. Pasaron por alto las irregularidades que una minoría de la prensa mostraba desde abril de 2021. Prefirieron voltear y, sin siquiera taparse la nariz frente al hedor, pusieron cara de dignos y dieron la espalda al país. Estarían vigilantes dijeron, pero ni eso.

El país está roto, dando tumbos y volteretas de retorno a un pasado vergonzoso en el que la mitad de la población era pobre y maltratada por ese Estado indolente que apañan.

La izquierda no asumirá su error ni rectificará. Toca a la otra orilla crear una alternativa decente, íntegra y capaz que asuma el reto de encauzar al país, cerrar brechas y sanar heridas pasadas que impiden que seamos una nación. Toca que los empresarios asuman el reto y ayuden a generar esa opción decente que falta, sosteniendo instituciones serias y transparentes. No más apoyos mercantilistas a los candidatos de turno.