[Opinión] Alfonso Bustamante Canny: Vale  un Perú.  (Foto: flickr.com/photos/carlosolivares)
[Opinión] Alfonso Bustamante Canny: Vale un Perú. (Foto: flickr.com/photos/carlosolivares)

Esta frase de origen colonial fue popularizada en España para describir a algún activo de gran valía y estaba referida a la inmensa riqueza aurífera del Virreinato del Perú. Hoy, esa expresión bien puede referirse a la agroexportación peruana.

La semana pasada se realizó en Berlín, Alemania, la feria Fruit Logistica. Ahí se reúnen los compradores y vendedores de frutas de todo el mundo, se presentan las innovaciones tecnológicas más avanzadas en las operaciones de campo, empaque y conservación de alimentos frescos y se planifican los programas de venta y despacho a lo largo del año. El Perú cierra la mitad de sus programas de exportación agrícola en este evento.

Es siempre muy satisfactorio para mí constatar la valía de la marca Perú en alimentos. Pero no siempre fue así. Ese prestigio se ha ido construyendo en los últimos 20 años con esfuerzo, inversión y aplicando las mejores prácticas de la industria mundial. Merece destacar el apoyo constante de Promperú en las ferias internacionales.

Qué orgullo se siente al ver el respeto de los grandes compradores hacia el Perú como proveedor mundial de alimentos. Este año, fue especialmente satisfactorio al ver asociaciones de pequeños productores incorporando a la oferta peruana los superalimentos andinos, así como como el kion y la pitahaya, que precedidos por el prestigio de los exportadores peruanos de palta, arándanos, uvas, cítricos entre otros, tienen hoy acceso a estos grandes mercados.

El modelo peruano de agricultura en los desiertos, con irrigaciones que captan agua excedente es reconocido por la comunidad internacional como una maravilla sostenible del nuevo mundo. Un esfuerzo público-privado, que sumado a las (ya extintas) políticas públicas orientadas a promover empleo en el campo, merecieron el reconocimiento y admiración de la comunidad internacional por su impacto social, ambiental y económico. Se crearon un millón y medio de nuevos puestos de trabajo formales y descentralizados, con exportaciones cercanas a los US$10,000 millones.

Pero todo lo avanzado se pone en riesgo cuando la política se interpone en el camino de los organismos técnicos como la Autoridad Nacional del Agua (ANA), definido en su constitución como un organismo altamente especializado en la gestión del agua o como el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) socio estratégico del productor agrario y ganadero. El deterioro de estas instituciones por nombramientos indebidos vulnera la agricultura peruana en su conjunto.

Lea mañana a: Andrés Balta