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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

"Mi hija María está muy contenta porque va a poder ver a sus abuelos". Josep Guardiola apela al humor para referirse a su próxima visita a Cataluña. La familia Guardiola vive en Baviera hace dos años, pero el cordón umbilical con Barcelona permanece conectado. Con Pep estos lazos van más allá.

Siempre será el chico que creció en La Masía, jugó en el 'Dream Team' de Cruyff y se hizo hombre para ganar 14 títulos de 19 posibles como entrenador de los azulgranas. Nunca es fácil despojarse de ataduras sentimentales. He ahí una de las claves de la serie. La manera en que Guardiola maneje el aspecto emotivo determinará parte del resultado.

Guardiola es un enfermo del fútbol. Antes de cada partido, imparte tres charlas a sus jugadores y se vale de imágenes para explicar cómo se debe defender y cómo se debe atacar. Gracias a su equipo de trabajo, el técnico del Bayern tiene a la mano datos de los últimos 50 tiros de esquina y 50 faltas cobradas por el oponente. Toda esa información sirve para preparar la estrategia, pero muchas veces no alcanza si la lectura no era lo correcta o el rival salta al campo más inspirado.

El cruce ante Barcelona pondrá a Guardiola en la encrucijada mayor de su carrera no solo por las bajas que afronta en su plantel; fundamentalmente porque enfrentará a un equipo de su mismo ADN. Aunque hay matices que los diferencian, los dos apuestan por tener la pelota el mayor tiempo posible y presionar arriba para recuperar lo más cerca que se pueda de la portería rival.

El año pasado, en la infausta semifinal contra el Real Madrid, los papeles estaban claros. En la ida, el Madrid se replegó, juntó las líneas y golpeó en el contragolpe. El Bayern tuvo el balón, pero no pudo convertir. La posesión fue igualmente estéril en la vuelta, aunque con un agravante: 'Pep' despobló el mediocampo para llenarse de atacantes y con ello favoreció la rápida transición de los merengues.

¿Quién tendrá más la pelota en las semifinales? Esa es una pregunta para las casas de apuestas. No clasificará a la final el equipo que se limite a dominar el balón sino aquel que domine el espacio. Este Barcelona no siempre ha tenido la posesión, pero en el juego entre líneas hace mucho daño con Messi, Suárez y Neymar como puñales. Guardiola debe imaginar lo que puede hacer este tridente ante una defensa adelantada y desatenta como a veces es la del Bayern.

Sin renunciar a su máxima de "atacar, atacar, atacar", Guardiola quizás presente en el Camp Nou la versión más utilitaria de su Bayern: un equipo con las líneas juntas y que se defienda con la pelota sin tomar demasiados riesgos ofensivos. Puede que los abuelos de María acaben diciendo que papá vino a defender.

Francisco Cairo @franciscocairog