"Para ello, se debe cortar de raíz con el fujimorismo, que no es más que un séquito mercantilista con una jerarquía dinástica totalmente contraria al liberalismo". (Foto: Hugo Pérez / @photo.gec)
"Para ello, se debe cortar de raíz con el fujimorismo, que no es más que un séquito mercantilista con una jerarquía dinástica totalmente contraria al liberalismo". (Foto: Hugo Pérez / @photo.gec)

La última encuesta de Ipsos para Perú21 sobre intención de voto con los muy probables candidatos presidenciales ha causado malestar en varios partidos que esperaban aparecer mejor posicionados. Estos, en vez de reflexionar y plantear estrategias, han decidido descalificar a la encuestadora. Es decir, prefieren atacar al termómetro en vez de buscar la causa de la fiebre.

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Esto se debe a que varios de esos partidos son enanos con ínfulas de gigantes. Sin embargo, lo que realmente debería importarles no es que Keiko y Antauro lideren la encuesta, sino que hay un 45% que votaría blanco / viciado o no precisa por quién votará. Ese es el verdadero bolsón al que los minicandidatos deberían apuntar, en vez de estar intentando rasgar migajas de los tres primeros puestos que apenas llegan al 20%.

A diferencia de otras elecciones, el miedo al fujimorismo o al comunismo ya no tiene el impacto de hace diez años. En general, hay una pérdida de esperanza en que la solución venga de las urnas, prima la indiferencia y, sobre todo, si hay decenas de precandidatos. Por ello, se debe dejar de apelar al miedo y buscar sembrar la esperanza de que se puede vivir mejor; que los peruanos no se terminen de acostumbrar a la permanente crisis económica y política, y menos aún a la podredumbre moral de los últimos gobiernos.

Es momento del resurgimiento de una derecha liberal que crea en el libre mercado, en un Estado efectivo, sin corrupción y que brinde servicios públicos de forma adecuada. Para ello, se debe cortar de raíz con el fujimorismo, que no es más que un séquito mercantilista con una jerarquía dinástica totalmente contraria al liberalismo.

Los candidatos de derecha deben simplificar su discurso; a nadie le importa el PBI si no entiende cómo impacta en su ciudad, en su distrito o en su casa; así como a nadie le importa la JNJ, el TC ni las disputas de los últimos años. Se tiene que hablar de problemas cotidianos: economía, seguridad, pistas, agua, desagües y electricidad. Son elecciones, no un CADE.

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