[Opinión] Richard Arce: Presidentes corruptos
[Opinión] Richard Arce: Presidentes corruptos

Ya parece una maldición ser presidente del Perú, porque el destino de todos los presidentes electos vivos es la cárcel. Ya lo cuestionaba el papa Francisco cuando visito el Perú en el año 2017 y le interpelaba con la misma pregunta a PPK: ¿Qué les pasa a los presidentes del Perú que todos van terminando en la cárcel?

Después de la revelación de los hermanos Espino, que se acogieron a la colaboración eficaz y a la confesión sincera para reducir sus penas, declarando que son simples testaferros de la familia presidencial, queda un halo de podredumbre en Palacio; al extremo de que, ante las evidencias, los ministros encubridores han estado silentes hasta ayer por la tarde, donde un inefable Aníbal Torres volvió con la cantaleta de la persecución política, pero el argumento es ya inconsistente.

Hoy en la audiencia de prisión preventiva tendremos la oportunidad de conocer los detalles de los actos de corrupción cometidos por la familia del presidente Castillo, a quien involucran, con pruebas, como presunto líder de la organización criminal.

Pedían pruebas y la avalancha de pruebas en este caso es contundente. El Ministerio Público presenta una investigación fiscal consistente, a tal extremo que ya se ha procedido a formalizar la denuncia y por eso se pide una prisión preventiva de 36 meses para los responsables de este tinglado.

Lo sorprendente es la actuación de Yenifer Paredes como operadora y lobista de todo un enmarañado de corrupción. De la inocente joven que se presentaba ante la Comisión de Fiscalización no queda nada.

En el allanamiento fiscal de su vivienda en Cajamarca, le encontraron documentos de los municipios a los que le ofrecían el direccionamiento de obras, sellos a discreción de diferentes autoridades locales, pagos de coimas, etc.

El círculo de la corrupción se cierra para Castillo. Hay un sector importante del país que todavía cree las artimañas de una supuesta persecución política, pero aquí solo hay un gobierno corrupto embarrado por sus actos.