[Opinión] Richard Arce: Otro papelón internacional. (foto: Presidencia)
[Opinión] Richard Arce: Otro papelón internacional. (foto: Presidencia)

El discurso del presidente Castillo en la asamblea de las Naciones Unidas ha resaltado varios puntos determinantes para nuestra política exterior, que generan sorpresa y sobre todo parecería que por fin se alinean a la posición histórica que ha tenido el Perú, por su defensa a la libre determinación de los pueblos y la vocación por la paz mundial.

Pero todo es un mero discurso, mal leído como siempre. En otro contexto realmente generaría expectativas y los reflectores de los principales tabloides del mundo, lo pondrían en primera plana y hoy sería noticia mundial. Pero no.

Evidentemente, en un mundo globalizado se tiene información noticiosa en tiempo real, que permite definir el perfil de cualquier presidente del mundo, y lo dicho ayer por Castillo no representa a ningún estadista o referente y menos tiene coherencia, es solo un discurso oportunista por sus antecedentes.

Me refiero a que, hace un par de semanas, desde la Cancillería de nuestro país, se pregonaba todo lo contrario a lo expresado en la asamblea de las naciones unidas referente al acuerdo de Escazú, las relaciones internacionales con la República Saharaui Democrática y sobre todo por el problema en medio oriente con el conflicto israelí palestino.

Y todo este cambalache en Torre Tagle se dio porque fue Castillo quien nombró de canciller a Rodríguez Mackay, que muy orondo desfilaba por diferentes embajadas, pregonando esta posición contraria a lo anunciado ayer en Nueva York.

En realidad, es un papelón internacional porque la supuesta posición expresada no solo no tiene coherencia, sino que evidencia que Castillo desconoce la naturaleza de estos problemas internacionales que podría traernos consecuencias, por los compromisos que tiene el Perú con las naciones involucradas.

El acuerdo de Escazú fue firmado en el gobierno de Vizcarra, pero no ha sido aún ratificado en el Congreso de la República y tiene una oposición radical; por tanto, el discurso de Castillo es una farsa más, lamentablemente.