Castillo familiar. (Fotos: Hugo Curotto / @photo.gec)
Castillo familiar. (Fotos: Hugo Curotto / @photo.gec)

Dos revelaciones de Cuarto Poder han puesto al descubierto o, mejor dicho, confirmado el triste concepto que Pedro Castillo y familia tienen de la Presidencia de la República. Un mandato constitucional del que –solapada o abiertamente– debe valerse para obtener el máximo provecho posible para él y los suyos, sean familiares, paisanos o correligionarios. Tal como ha venido haciendo desde que se instaló en la Plaza de Armas.

Primero, el video de la cuñada del jefe de Estado, Yenifer Paredes, ofreciendo y gestionando una obra de no pocos millones de soles en Cajamarca. El detalle es que, al dirigirse a los pobladores para agilizar el trámite, llevaba un chaleco con el logo de la empresa que ganó la licitación y cuyo representante registra cinco ingresos a la residencia presidencial en Palacio de Gobierno. ¿Qué relación tiene esa señora con la empresa para lanzar promesas con tanta seguridad?

Sin duda, hay mucho que explicar en este caso, e hizo bien la Fiscalía de la Nación en abrir de inmediato una investigación.

Lo mismo, por cierto, debería hacerse respecto a la otra denuncia: la construcción de un helipuerto artesanal para uso exclusivo del presidente en su tierra natal, al costado de la casa de sus papás. El titular de Defensa, José Gavidia, muy suelto de huesos, con el claro fin de encubrir lo que a todas luces se trata de una nueva irregularidad, ha dicho que cualquiera puede hacer un helipuerto: “Las únicas infraestructuras autorizadas y certificadas son los aeropuertos. Los helicópteros pueden entrar en cualquier sitio. No es una gran obra que (necesita) certificaciones. Hay que concentrarnos en los temas más importantes del país”.

Lo que Gavidia parece no entender es que, justamente, son temas como esos los que preocupan a la ciudadanía, porque el mal uso de los recursos del Estado es uno de los problemas más graves que tiene el Perú en estos momentos.

Un presidente que, en lugar de buscar soluciones efectivas, realistas, para que el Perú salga airoso de una coyuntura tan crítica –inflación disparada, crisis alimentaria mundial, conflictos sociales, agricultores sin fertilizantes, autoridades corruptas e incompetentes– se dedique a repartir los beneficios del poder entre él y su entorno inmediato es una profunda desgracia para cualquier país.