(Foto: Presidencia)
(Foto: Presidencia)

La Subcomisión de Acusaciones Constitucionales acaba de aprobar la recomendación de acusar constitucionalmente al presidente por “traición a la patria” por sus declaraciones ante el periodista Del Rincón, de CNN, donde manifestó su intención de entregarle mar a Bolivia.

Sorprende que ahora el Congreso se ponga diligente para accionar el mecanismo de acusación constitucional que podría determinar, con la fuerza de los votos, si suspende, destituye o sanciona al presidente.

La realidad es que este exabrupto del presidente ha decantado en una acusación constitucional, con una argumentación débil y un sesgo notorio, que va a victimizar más a Castillo y generará el efecto contrario a la realidad.

Tan torpe es la medida, que le están armando a Castillo la narrativa de la persecución política. Va a fortalecerlo no solo en el país, sino a nivel internacional, como ya se han venido manifestando diversos líderes latinoamericanos, ante la denegación del Congreso para el viaje a Colombia.

A pesar de la negligencia de las afirmaciones del presidente Castillo sobre el mar para Bolivia, con todo lo confuso e imprudente de su argumentación, no ha tenido ninguna otra acción concreta que coadyuve a este despropósito. Al contrario, Castillo ofreció disculpas y parecía que se había zanjado el tema.

Que tenga mucho cuidado la oposición, sobre todo que no se deje llevar por lo más rancio de la extrema derecha. Tienen unas narrativas absurdas y conspirativas, acusando al Foro de Sao Paulo o arguyendo que es una estrategia geopolítica de Unasur, digitada por Evo Morales.

Si siguen en ese tono, van a ver que las delaciones de los secuaces de Pedro Castillo, por más evidencia que presenten, tendrán la cortina de humo que estaban esperando, para que el presidente siga evadiendo su responsabilidad.

No se dan cuenta de que ya fracasaron con el cuento del fraude, ahora pretenden buscar un nuevo fantasma para sus elucubraciones.