(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

El fin de semana en un medio radial, el alcalde del distrito de Challhuahuacho –zona de influencia directa del proyecto minero Las Bambas–, Porfirio Gutiérrez, informó el incumplimiento de los compromisos establecidos en las diferentes mesas de diálogo, comprometidas por la PCM.

Lo grave de esta situación es que, una vez más, el Gobierno de Castillo y el premier Torres incumplen los acuerdos establecidos, exponiendo a que las comunidades campesinas retomen sus medidas de fuerza, como el bloqueo de carreteras, que ha sido una constante durante estos once meses de gobierno irresponsable.

Lo sorprendente es que las autoridades locales y los presidentes de las comunidades tienen que viajar hasta Lima, buscando la atención del Gobierno a las demandas sociales y e inclusive para gestionar el paquete presupuestal para proyectos de saneamiento que se establecieron en las mesas de diálogo.

Hasta que el Gobierno no entienda la importancia de honrar compromisos, como una expresión de respeto a las comunidades campesinas, el ambiente de conflictividad se mantendrá y pondremos en riesgo las inversiones.

Lo lamentable de este escenario es que una vez más perdemos la oportunidad de generar mayores ingresos para el erario, aunque ya para esta semana el precio internacional del cobre ha tenido una caída sustancial, con lo cual se habría dejado pasar la oportunidad de estos meses, en los que la paz social hubiera garantizado ingresos adicionales para el país.

El anuncio del alcalde es un mensaje preventivo, para que el Ejecutivo esté en alerta y retome el trabajo coordinado con las comunidades campesinas y con las autoridades locales, como el caso de Challhuahuacho, que tiene en cartera de proyectos más de 200 millones de soles ya comprometidos, que deben ser canalizados a través de un crédito suplementario del MEF.

La pelota está en cancha del Gobierno; será estricta responsabilidad de ellos si vuelven a paralizar Las Bambas.