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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La mayor parte de mis jefes ha pertenecido a la generación de los baby boomers: conservadores, jerárquicos, muy conscientes de las formas. En los 80, los contratos se negociaban por télex, y la modernidad estaba asociada a una máquina de fax, con papel térmico, en rollos y muy costoso. Las reuniones eran 'cara a cara'. Las cartas que llegaban pasaban por tres escritorios y sendas aprobaciones ida y vuelta. Con suerte, se respondían en 10 días. El regalo de cortesía que trajo un banquero canadiense en su visita a Lima sirve para ilustrar lo que se vivía en los 80: dos kilos de azúcar blanca, que agradecimos con entusiasmo.

Trabajar con la siguiente generación plantea otro tipo de retos, es una generación de transición a la que le toca vivir la aparición del Internet, el uso común de las PC, Facebook y Twitter. Algunos se adaptan fácilmente; otros, reacios, adoptan lo que les resulta útil en lo laboral y social. En el Perú, es la generación que ha pasado del gobierno militar al desastre del primer gobierno de García en los 80. Luego llegaron el ajuste económico y el terrorismo. Tal vez eso ha contribuido a forjar profesionales ambiciosos, aspirantes a mayor educación, y a los cuales les gusta mostrar su éxito.

Nadie pide autorización para responder un correo y la respuesta puede darse en cuestión de minutos. A las profesionales de esta generación les ha sido difícil quedarse solteras, sometidas a críticas de madres y tías.

Tal vez el mayor reto sea dirigir a los profesionales que empiezan su vida laboral: no leen periódicos ni libros. Las noticias les llegan de sus pares y no les interesa profundizar, pero son autodidactas y capaces de aprender a distancia gracias a la tecnología. Las mujeres solteras están orgullosas de serlo para triunfar profesionalmente. Ya descartaron el ciclo de "nacen, crecen, se reproducen y mueren".

Esta generación no tiene problemas en exhibir su vida privada en las redes, y en las tardes y los fines de semana deambulan por Lima como zombies con un celular delante. El matrimonio se da después de probar la convivencia y 'una vez agotadas todas las posibilidades de diversión'. Para tener una familia, se necesita casa equipada, amoblada y, si es posible, decorada.