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Redacción PERÚ21

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Enrique Castillo,Opina.21ecastillo@peru21.com

Con siete medidas, entusiastas giras, elogiosos comentarios, respaldos y promesas, buscan que los inversionistas y la población olviden el pasado reciente y vuelvan a confiar.

Quieren hacer lo mismo en lo político. Luego de semanas de filtraciones, acusaciones y ataques, el Gobierno convoca a los líderes políticos a una reunión, que tiene mucho de forma y muy poco de fondo, porque en realidad no hay nada nuevo sobre el fallo de la Corte de Justicia de La Haya sino simplemente esperar a que este se produzca.

Al parecer, se trata de un pedido tácito de alto el fuego –una cortina de humo, dirían algunos– para evitar que la prensa siga tocando espinosos temas como los de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), la fiesta de cumpleaños de la Primera Dama, la reelección conyugal, el indulto humanitario al expresidente Alberto Fujimori, etc.

En ambos casos, económico y político, los anuncios y declaraciones positivas, los actos y llamados a la unidad, generan –en el corto plazo– mayoritario entusiasmo. Pero ese entusiasmo no se convierte automáticamente en confianza. Esta llega cuando las palabras y ofrecimientos se convierten en hechos, reales y cuantificables.

Los inversionistas hoy aplauden, pero no necesariamente invierten. Los políticos hoy asisten, pero no confían.

Cuando el Gobierno resuelva definitivamente lo de la Consulta Previa y los temas ambientales; cuando acelere realmente los permisos y autorizaciones; cuando implemente exitosamente el Servicio Civil; cuando ofrezca seguridad a todos los ciudadanos; cuando diga oficial y claramente que no habrá "reelección conyugal"; cuando deje de usar los recursos públicos para hacer populismo y proselitismo; cuando investigue realmente las denunciadas actividades ilegales de la DINI; entonces recién se podrá confiar.