notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Enrique Castillo, Opina.21Han quedado demostrados el desorden y la falta de coordinación en el gobierno.La ausencia de un liderazgo claro y decisivo de parte del Presidente –¿o una delegación de facultades presidenciales?– genera no solo un innecesario y peligroso quiebre del marco institucional; sino, y esto es lo más importante, un evidente desorden, y una lamentable ruptura de la línea de autoridad y mando en el Ejecutivo.

¿En quién confía el Presidente?, ¿cuánta autoridad tiene el Primer Ministro?, ¿con quién despachan, de quién reciben las verdaderas instrucciones, y a quién obedecen realmente los ministros?; ¿quién dispone en los hechos de los recursos del Estado?, ¿a quién obedece o con quién coordina en realidad el ministro de Economía?, ¿quiénes son los verdaderos voceros del gobierno?, ¿a quién debemos creerle los peruanos?

Ese desorden permite la existencia de lealtades equivocadas, así como el sometimiento voluntario y entusiasta de algunos de los ministros a un liderazgo que usurpa funciones, que no asume responsabilidad alguna, y que genera controversias en algunos casos y problemas en otros.

No le hace bien al Ejecutivo, y mucho menos al país, que exista la generalizada idea de que hay un poder en la sombra, un Primer Ministro –o peor aún, un Presidente– paralelo.

Y no es justificación señalar que si no fuera por ese poder en la sombra nos iría peor o ya estaríamos entregados a la gran transformación o al chavismo. Eso sería aceptar que el fin justifica los medios, cualquiera que estos sean. Tampoco es justificación señalar que otros gobiernos también lo han tenido, porque de esta manera estaríamos convalidando el pasado en lugar de corregir el presente.

Estos ¿liderazgos? paralelos no permiten una coordinación adecuada y oportuna, ni el trabajo cohesionado y coherente de un Ejecutivo que hasta el momento tiene muy pocos resultados que exhibir, y sí muchos problemas que enfrentar.

TAGS RELACIONADOS