Para entender las elecciones americanas

COLUMNISTA INVITADO:

Ricardo de la Piedra Cassinelli, comunicólogo

Ha sido hilarante pero efectiva la desinformación proveniente de los cuarteles de Donald Trump sobre las propuestas económicas de ambos candidatos. Se indicaba que Trump era pro libre mercado y que Biden era pro socialismo, cuando en realidad históricamente los candidatos de turno siempre han repetido las ideas y principios económicos principales de sus partidos.

¿Cómo funciona? Estados Unidos tiene dos partidos muy diferentes: (1) el partido Republicano aboga por un estado pequeño, lo menos regulador posible, disminuye los impuestos sobre todo a las grandes corporaciones para que el dinero esté en manos de las personas, bajo la premisa de que ellas sabrán invertirlo eficientemente. Ello a la larga beneficiaría a todos los americanos a través de una autorregulación del mercado. Por otro lado, (2) el partido Demócrata aboga por un estado más grande y más regulador, eleva los impuestos a las grandes corporaciones y a los salarios elevados para planificar y desarrollar políticas que beneficien a la población, no dejando solo en manos de los privados la consecución de metas sociales nacionales. Ambos partidos son capitalistas y se alternan en el gobierno generalmente cada 8 años. Generando así el “círculo virtuoso” del capitalismo respecto a la riqueza: uno la “concentra” y el otro la “distribuye”.

El candidato ideal. El americano no vota por extremistas de izquierda ni de derecha. Tanto el demócrata George Mc Govern como el republicano Barry Goldwater fueron aplastados en las ánforas. Generalmente los demócratas y republicanos electos pertenecen al ala moderada de sus partidos, como en los casos de Richard Nixon y de William Clinton.

El caso de Trump (2016 y actual). El triunfo de Donald Trump el 2016 se debió a la manipulación de la realidad virtual de los votantes indecisos (1) a través del uso de información sesgada y fake news que luego (2) trascendía a los medios de comunicación. El apoyo logrado por Trump en esta elección se debe (1) a su gestión económica exitosa, la cual elevó el ingreso per cápita y redujo el desempleo, y (2) a su campaña desinformativa de polarización entre el “peligro socialista” de los demócratas y la “bendición capitalista” de los republicanos, soslayando la complementariedad de ambos partidos para la economía estadounidense.