Pantallas maestras

Con el anuncio gubernamental de que las actividades que impliquen la aglomeración de personas serán las últimas en reactivarse, -cabe esperar que la suspensión de clases escolares se prolongue indefinidamente, pues el combate contra la pandemia tiene todavía para largo. El propio ministro de Educación (Minedu), Martín Benavides, ha reconocido que el retorno total a las aulas recién podría ocurrir hacia la tercera fase del plan de reactivación, aunque desde el mes de mayo se buscaría regresar gradualmente a la presencialidad.

En ese sentido, no suenan nada descabellados planteamientos que organizaciones como la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec) le han hecho al Minedu, para que las clases se suspendan por el resto del año, pero poniendo a disposición de los colegios las herramientas y recursos para que estas se realicen solo de manera virtual, y volver a la política de compra y distribución de laptops para los centros educativos públicos; con el compromiso obvio de mejorar el ancho de banda de Internet para que la comunicación entre los alumnos con sus centros de estudios sea más fluida y eficiente.

A ello se podría agregar el uso de la televisión. Sin ir muy lejos, en Chile, por ejemplo, los canales de televisión abierta junto al Consejo Nacional de Televisión, la Asociación Nacional de Televisión y el Ministerio de Educación del país vecino, llegaron aun acuerdo para estrenar una señal educativa que apoye a los estudiantes que permanecen en sus casas. Esa es, también, una idea que podría replicarse. El Minedu tiene, pues, que ponerse las pilas, y acelerar no solo el equipamiento y la infraestructura, sino los programas de capacitación tecnológica a maestros y funcionarios del sector. De lo contrario, la improvisación de estrategias de emergencia para salvar el año escolar será únicamente un saludo a la bandera.

El pago de pensiones en colegios privados, asimismo, es otro tema que debe ser resuelto de inmediato, en beneficio de los casi 3 millones de niños que allí estudian, pues cada día que pasa, la conflictividad aumenta y que la cadena educativa se rompa por ese lado sería calamitoso.