La selección natural perdió el rumbo y el hombre se siente por encima de la fauna y de la flora. Los cazadores por encima de la víctima. Los jóvenes se sienten superiores a los viejos. Los hombres creen ser mejores que las mujeres. Las mujeres creen ser mejores que los hombres.
Camila Sosa Villada

El anillo. El 22 de marzo último, en una entrevista en la peluquería “Entre Nos” para el canal de YouTube de un pulpín de nombre César Vásquez, le piden a Daniella Pflucker que cuente una locura y ella dice: me gustaba un chico y su nombre empezaba con la letra G, (para esto, es un desastre este hombre pero bueno…) y mi mamá tenía su anillo Dolce & Gabanna, con las letras D&G que era como Daniella y G…¡Mamá perdóname! ¡Algún día voy a recuperar tu anillo!

Sobre el particular, Guillermo recuerda: Daniella me regaló un anillo que le había dado su mamá pero yo nunca me lo puse. Creo que ni siquiera lo tengo guardado.

El helado. Daniella nos contó: Guillermo me invitó un helado pero me dijo que primero pasaríamos por su depa para guardar sus compras de supermercado en la refrigeradora. Guillermo dijo: Nunca le invité un helado. La invité a que viniera a mi depa. Era más práctico, no tengo por qué ir a un hotel porque vivo solo. Le dije para ver una película. (Netflix and chill. Todo un clásico. “Película” -le dicen ahora).

El video. “¡Nada de esto pasó!” –exclama Guillermo, en aparente estado de negación freudiana, grabándose a sí mismo desde la clandestinidad, atrincherado en su casa, con la voz entrecortada y el rostro contrito cual si fuera Julian Assange, asilado en la Embajada de Ecuador en Londres. “¡Estoy encerrado bajo cortinas!, ¡no puedo salir porque hay periodistas afuera!, ¡no quiero hacer un circo!, ¡me han cancelado la temporada de teatro!, ¡están dejando sin trabajo a quince personas! ¡Daniella, rectifícate! ¡Me estás destrozando la vida!” “No puedo rectificarme” –respondió Daniella- “¿quién le destroza la vida a quién?”

El himen. Guillermo dice que no sabía que Daniella era virgen y admite que aquel no le parece un detalle tan importante. “Mi culpa fue meterme con una chica siendo su primera vez, sabiendo que yo no iba a ser su pareja. Nos conocimos personalmente con el 2016. Admito que tuvimos relaciones sexuales, que fue su primera vez y me avergüenzo de ello. Varias personas me decían ‘Oye, ¿tú has desvirgado a Daniella?’ Y yo decía: ¡no, no! ¡Parece que ella se lo contó a todo el mundo!” Al parecer, estamos aquí ante un asunto de valoración simbólica. Para ella, el acto sublime de entregar la propia inocencia como ofrenda de amor. Para él, la mera ruptura de una membrana conocida como himen.

El calzón. En una de las revelaciones más creepy de que tenga memoria, la doctora Sasieta me dijo -terminada la entrevista- algo que consideraba demasiado crudo para ser contado en televisión abierta: que la mamá de Daniella había guardado por dos años el calzón ensangrentado de su primera noche y que ésta era la prueba contundente con que se iba a poder probar la violación sexual ante los jueces. Ahora lo puedo contar porque fue Guillermo quien lo reveló ante cámaras: “La mamá me dijo que ella conservaba la prenda íntima de Daniella con la sangre y los fluidos como prueba. Lo encontré un poco retorcido...” Más allá de las razones que hayan llevado a esta señora a la preservación de dicha prenda íntima como si fuese el vestido de Mónica Lewinsky estampado de semen presidencial, lo cierto es que la posible presencia del ADN de Guillermo demostraría, efectivamente, que tuvieron relaciones sexuales, pero…¿demostraría una violación?

La mamá: Ambas partes coinciden en que, una vez enterada del accidentado debut sexual de su hija, la famosa mamá de Daniella llama a Guillermo y le reclama su proceder. Por alguna razón, el actor se siente culposo –o culpable- de modo que cede a las singulares exigencias económicas de la señora. Accede a darle plata –durante varios meses- para que le pague un psicólogo a la chica y accede también a someterse a una prueba de Elisa. Guillermo asegura que lo hizo porque se sentía mal por haber roto la ilusión que Daniella tenía de que él se convirtiera en su príncipe azul pero lo cierto es que tan cursi argumento no acaba de convencer. Es uno de los puntos más flacos de la defensa del actor.

El tremendismo. Un colectivo de autodenominadas intelectuales feministas -que se caracterizan por el uso frecuente de los verbos “visibilizar”, “victimizar” y “revictimizar” y se han bautizado a sí mismas como el “Comando Plath” en honor a la afamada poeta suicida cuyos versos ojalá hubieran leído- me acusó de ser amigo de Castañeda porque aparezco con él –y otras 16 personas- en una foto y escribió en su siempre indignada cuenta de Facebook lo siguiente: Ayer Beto Ortiz entrevistaba a Daniella Pflucker, como él mismo dijo para pasar piola, “poniéndose de abogado del diablo” (sic), y así nos enseñaba a todos por televisión nacional qué es lo que no debe hacer un periodista cuando entrevista a una mujer que acaba de contar que sufrió una violación y que dice sentirse aún vulnerable, es decir, atarantarla, ponerla en el banquillo de los acusados, afearle su conducta y pedirle que le cuente los detalles escabrosos. Señoras: Daniella no “acababa de contar que sufrió una violación”. Nunca dijo eso, es más: se cuidó de no decirlo. La palabra “violación” la añadieron todas ustedes. Ya se sabe que la idea es que sean así, faltosas, iconoclastas y respondonas, como dijo Cipriani pero tampoco sobreactúen, drama queens. No vaya a ser que se desate el pánico entre sus 413 seguidoras de Twitter.

El grooming:

- Daniella me agrega al Facebook en el 2015 a los 16 años cuando me ve en TV y anuncia que yo le gusto y que se va a casar conmigo. –me dice Guillermo.

- ¿Para qué acepta un hombre de 30 años como amiga de Facebook a una chiquilla de 16? –pregunto yo- ¿Cuántas posibles razones existen?

- ¿Tiene algo de malo? (…) Soy un comediante, soy una persona pública.

Recientemente, el cantante y compositor de hip-hop R. Kelly fue acusado de hacer con sus jóvenes fanáticas algo de lo que aquí nunca habíamos oído hablar: el grooming. La traducción literal de la palabra es “acicalamiento” o “preparación” pero el término alude también al proceso paciente, metódico, sistemático de manipular a una persona –por lo general, muy joven -mediante halagos, atenciones y zalamerías para ganarse su confianza hasta un punto en el cual sea posible convencerla de irse con ella a la cama. Considerado en algunos países como una forma de abuso sexual, el grooming puede darse entre un(a) adulto(a) y un(a) menor, entre dos menores o, incluso, entre dos adultos. Es algo similar a lo que, en jerga, se conoce como “echar maicito”, una práctica fomentada por el anonimato del Facebook y por el furor general de las redes sociales. Lo ocurrido entre Guillermo y Daniela parece ser, en realidad, un caso de grooming digno de manual. El grooming, por supuesto, no es amor. Y aunque –en muchos casos- conduce a ella, tampoco es sinónimo de violación. 

NOTA DEL EDITOR 

Beto Ortiz se comunicó con Perú21 para señalar que recibió un pedido de rectificación de Castañeda. El actor indica que aceptó en su Facebook a Daniella en el 2015 cuando ella ya tenia 18 años, no 16 como señaló en la entrevista.