(A24 Films)
(A24 Films)

Por lo general, basureo a Netflix por su contenido para adolescentes con conflictos que parecen exclusivos de un high school gringo. Pero esta última quincena me ha sorprendido con películas como ‘Parasite’, ‘Dallas Buyers Club’, ‘Darkest Hour’ y esta que les quiero comentar hoy: ‘A Most Violent Year’.

Esta película narra la historia de un empresario ambicioso e inmigrante que lucha para sacar a su familia y su negocio adelante durante la mayor ola de violencia en Nueva York, en 1981. Mezcla crimen organizado, drama familiar y nostalgia ochentera. Un gran combo casi siempre. Una pena que no haya hecho tanta bulla en su momento. Pero para eso están las plataformas, para ver eso que nos perdimos en las salas de cine o volver a ver aquello que nos encantó.

La cinta combina de forma brillante el equilibrio de héroe y antihéroe en los personajes, haciendo que sean complejos y hasta difíciles de identificarnos con ellos, pero no por eso menos interesantes.

Saltándonos la narrativa, hay una característica de la película que me llamó mucho la atención, esta vez que la volví a ver. Y es que se identifica a 1981 como el año más violento en la historia de una ciudad. Con seguridad puedo imaginar que los neoyorkinos de aquella época no se imaginaban que ese año sería conocido cuatro décadas más tarde por sus altos índices de violencia.

Hallémonos ahora en el presente. Este 2020 es sui géneris. Y no solo para una ciudad o un país, sino para todo el mundo. Por eso, no puedo evitar imaginar cómo será recordado. La pandemia será el foco, pero, ¿cómo seremos recordados los actores de este tiempo que parece película de ficción?

Algo que he identificado es una sensación que creo que no tiene nombre. Y es la certeza de que lo vivido será trascendente en el porvenir. La historia se escribe sin saber las implicancias que tendrá en el futuro. Pero hoy sabemos que este momento será recordado para siempre. Esta convicción del presente trascendental nos puede otorgar ciertos aires de grandeza, pues sentimos los ojos de la historia mirándonos desde la posteridad, pero debería otorgarnos más responsabilidad. Si sabemos que lo que estamos haciendo hoy tendrá un impacto directo en el futuro y, además, seremos juzgados por ello, seamos doblemente conscientes de nuestras acciones. El tiempo nos lo agradecerá.