(Foto: Fernando Sangama / @photo.gec)
(Foto: Fernando Sangama / @photo.gec)

Dos emblemáticos dirigentes de los Comités de Autodefensa (CAD) de Ayacucho, Esteban Quispe y Guillermo Flores, cuyos apelativos de guerra eran ‘Centurión’ y ‘Espartaco’, , para dejar en claro quiénes son los ronderos que de verdad lucharon frontalmente contra las sanguinarias huestes de Sendero Luminoso.

Sus testimonios son doblemente valiosos, pues resulta que el candidato de Perú Libre, que se promociona como ex rondero, no está haciendo honor a la verdad sobre su participación en la lucha contra el terrorismo, como tampoco cuando responde elusivamente sobre la presencia de personajes ligados al Movadef en su entorno.

Estos dos valerosos luchadores, en cambio, ronderos de los Comités de Autodefensa, quienes organizados por su líder histórico Antonio Cárdenas en Pichiwillca (Ayacucho, 1984), cuando tenían solo 19 y 14 años respectivamente, defendieron a sus pueblos de los ataques terroristas. Fueron ellos y no los ronderos de Cajamarca –como le gusta repetir a Pedro Castillo– quienes, con armamento precario, enfrentaron a las columnas senderistas en esa convulsa región.

Los ronderos de Cajamarca en cambio, como lo precisa bien Esteban Quispe, tuvieron un rol más de “serenazgo”, de proteger las tierras y el ganado de los abigeos –SL no tenía presencia significativa en la zona– pero que con el tiempo empezaron a cometer excesos y hasta delitos en su afán de erigirse como la autoridad moral de cada pueblo, flagelando mujeres y torturando y hasta asesinando, como en el caso de Eliseo Vargas y su hija Petronila Vargas, donde el principal acusado fue Gregorio Santos.

La importancia del mensaje que Quispe y Flores dejan al país con sus palabras y experiencia es en torno a la estrategia del terrorismo en estos tiempos. Quispe precisa que desde 2001, 2002 y 2003 ya habían alertado, desde sus respectivas organizaciones, que la subversión se iba a infiltrar en la política para cobrar venganza. Venganza contra los CAD’s (ahora desprotegidos y abandonados), las FF.AA., los periodistas y los intelectuales que los enfrentaron.

Su legítimo temor debería ser compartido por todos los peruanos, ya que esas mismas fuerzas subversivas que asolaron el país en el pasado pretenden ahora cogobernar con Perú Libre.

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