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Redacción PERÚ21

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Guillermo Niño de Guzmán,De Artes y LetrasEscritor

La conmoción que ha causado el inesperado fallecimiento del guitarrista y compositor Paco de Lucía solo es comparable a la que, en su día, suscitó la partida de su inseparable compañero, el mítico cantaor Camarón de la Isla. Juntos formaron un dúo que revolucionó el flamenco, pese a los denuestos de los puristas, sacándolo de los confines del folklore y la tradición e insuflándole un aliento más contemporáneo, lo que haría posible el desarrollo de una de las expresiones musicales más genuinas y originales de un pueblo.

Hablar de cante jondo nos lleva a hablar de "duende", una cualidad difícil de precisar que es la que otorga al flamenco su sello particular. Esta suerte de hechizo resulta equivalente al "swing" que define al jazz (de ahí que, aunque su procedencia y características sean muy disímiles, se haya podido amalgamar tan bien el flamenco con el jazz). Y, claro, Paco de Lucía era un tocaor con muchísimo duende, capaz de atravesar emocionalmente a los oyentes con solo rasguear un par de acordes.

El guitarrista vino varias veces al Perú. Pudimos escucharlo con su notable sexteto y también en un formato sin precedentes, en compañía de dos músicos tan grandes como él, el estadounidense Al Di Meola y el inglés John McLaughlin. Curiosamente, Paco de Lucía se compenetraba a la perfección con estos dos exponentes del jazz y la fusión. Los conciertos del trío eran una lección ejemplar de improvisación creativa en la que los guitarristas dialogaban, jugaban y se retaban, llevando a la música hasta alturas insospechadas.

Como se sabe, a Paco de Lucía se le debe la introducción del cajón peruano en el flamenco, en el que se ha convertido en un instrumento imprescindible. Según la leyenda, el guitarrista escuchó a Chabuca Granda acompañada por su cajoneador, Caitro Soto, en la residencia del inolvidable embajador español Juan Ignacio Tena, y se quedó deslumbrado. Trabó amistad con Caitro y no cejó hasta convencerlo de que le vendiera su cajón. La cantante Susana Baca también ha recordado que Paco de Lucía asistió a una reunión de músicos peruanos donde pudo oír a Eusebio Sirio, más conocido como Pititi, considerado por los expertos como el mayor cajoneador que ha tenido el Perú.

"Habíamos tocado con palmas, pero las palmas no tienen consistencia explicaría el músico español, y usábamos bongós y congas…Y el cajón pues tiene el sonido ese agudo del tacón de un bailaor, y el grave de la planta." Así, Paco de Lucía aportó al arte del flamenco el instrumento de percusión que le faltaba y siempre se sintió muy orgulloso de ello. Su difusión ha llegado a tal extremo que muchos creen que es un instrumento español. Sin embargo, el guitarrista reconocía, cada vez que podía, su procedencia peruana.

Con la muerte de Paco de Lucía no solo desaparece un virtuoso del flamenco, sino uno de los mejores guitarristas del mundo.