notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La que queremos, no la que tenemos. Precisemos los problemas:

- Existen funcionarios públicos coludidos con malas constructoras, e invertir para no mantener y tener que rehabilitar permite acceder a comisiones una y otra vez. Por eso es increíble que se les pida a estos que formulen APP.

- Los contratos de obra no se asocian a los de mantenimiento; se construye para que se deteriore y luego se rehabilite.

-Para proyectos de menos de S/20 millones solo se requiere un perfil hecho en un escritorio, por eso la gran mayoría de estos son pequeños, ya que son más fáciles de aprobar en nuestra burocracia.

- Se nos ocurrió que descentralizar era partir el país en pedazos y ahora cada autoridad vela por su pedacito de pastel; la infraestructura está fragmentada.

Pasemos al corazón de la propuesta. Lo hicimos con la privatización. Lo estábamos haciendo en el diseño original –jamás utilizado– con las concesiones, hasta que fabricamos este desastre: se contrata asesores integrales en concursos públicos internacionales, se les pide un plan de infraestructura que cierre la brecha paralelamente y que priorice toda la infraestructura requerida; se les pide que diseñen programas de APP para clases de activos.

La diferencia entre la experiencia, capacidad y esquema de incentivos entre asesores o consorcios liderados por bancos de inversión es abismal. Se nos ha ocurrido que ahorrar en los estudios (de demanda, ingeniería, etc.) es una buena receta para el desastre.

Así de simple y de complejo a la vez, porque hay que enfrentar a los grupos con intereses contrarios a los nacionales. Este gobierno puede hacerlo bien.Ojalá que, de paso, incline la balanza del Congreso hacia el Ejecutivo. Obras son amores y no buenas intenciones para los congresistas que son líderes de movimientos regionales.