(Foto: Archivo de El Comercio)
(Foto: Archivo de El Comercio)

Creo que me quedé corto cuando escribí que la principal motivación de este festín de vacancias era colocarle al acciopopulista Manuel Merino la banda presidencial a fin de crear un escenario que permita postergar las elecciones generales y devolver el poder a quienes hoy parecen haberlo perdido. Tras los audios divulgados ayer por Perú21, queda claro que a esos motivos se suma que UPP, operador central en todo este proceso, busca aprovechar el caos para sacar a Antauro Humala de la cárcel. Diferentes intereses pero que coinciden en su afán desestabilizador.

Ese audio explica mucho. Por ejemplo, se entiende mejor el circo montado por Edgard Alarcón. El ex contralor ha servido de mandadero de Antauro Humala, quien llama a “tomar las calles” para respaldar al mismo Alarcón y a Merino en su cruzada por sacar a Vizcarra de Palacio antes de tiempo. Siempre con el lema “Antauro Libertad. Vacancia Ya”.

Los derrotados en el referéndum y las últimas elecciones legislativas no han dejado pasar la oportunidad y están a la expectativa de ver si logran recuperar algo del terreno perdido. Se trata del esfuerzo conjunto de lo más bajo de la política local, que intenta cubrir con un manto moralizador sus bajos deseos

No dejo de pensar que la tragedia peruana está en que, mientras el país está sumergido en su momento más difícil desde la Guerra del Pacífico, la vieja clase política no vea mejor opción que lanzar más leña al fuego, encendiendo conflictos y creando inestabilidad. No les interesa el país, solo jalar agua para su molino. Lo que quieren es aprovecharse de la situación para favorecer a las mafias, a la impunidad y salvarse del olvido. Han resultado ser tan nocivos que, por comparación, le permiten a Vizcarra mantener un respaldo popular alto. Al final, ellos mismos, con su torpeza, han logrado que Vizcarra permanezca en la presidencia. Parece que ni se dan cuenta.

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