En el exterior de la sede de San Juan de Lurigancho se muestra como si tuviera siete pisos pero los últimos tres no están culminados. (Foto: Flickr/Sunedu)
En el exterior de la sede de San Juan de Lurigancho se muestra como si tuviera siete pisos pero los últimos tres no están culminados. (Foto: Flickr/Sunedu)

La proliferación de universidades e institutos técnicos de medio pelo fue otra de las nefastas herencias que la dictadura fujimorista dejó al país.

Con el cuento de que una apertura del mercado iba a permitir que la oferta de mayor calidad prevaleciera sobre las instituciones que no estuvieran a la altura de la demanda, hasta hacerlas desaparecer, la legislación sobre el tema se flexibilizó al punto de convertirse en una coladera de negociados, diplomas y títulos que –aparte de haber beneficiado a notorios funcionarios de ese régimen– en los años siguientes generaría considerables fortunas, algunas incluso con representaciones parlamentarias propias, a costa de la ingenuidad de miles de jóvenes peruanos que buscan mejorar sus vidas.

La Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) fue creada en 2016 justamente para que velara por la calidad del sistema, otorgando licencias de funcionamiento luego de que este organismo especializado verificara las condiciones básicas de calidad en que cada institución, privada o pública, realiza sus labores académicas.

Hasta ahora son 71 universidades las que cuentan con el licenciamiento de la Sunedu y, por contra, llegan ya a la media docena las instituciones a las que se les ha denegado la licencia de funcionamiento, la última de ellas, la Universidad Privada Telesup, por no reunir las condiciones básicas exigidas por la ley (no solo, desde luego, por esas engañosas fachadas de utilería con que buscan aparentar grandes instalaciones).

Siendo este un pingüe negocio para sus propietarios, los intereses en juego no son, pues, de poca monta. Y justamente, oh sorpresa de sorpresas, en el Congreso se acaba de presentar una moción para “investigar” las tres últimas gestiones administrativas de la Sunedu. La propuesta lleva firmas principalmente fujimoristas, bancada con egregios representantes de universidades, por mencionar una sola de sus características, también aficionadas a las fachadas de falsas infraestructuras –tipo Telesup– como Alas Peruanas y Juan Pablo II.

¿Coincidencia? ¿Casualidad? ¿Ajuste de cuentas? ¿Intimidación? ¿Apuro por curarse en salud? En Perú21 seguiremos informando sobre el tema.

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