[Opinión] Yesenia Álvarez: “La libertad y la lucha contra la corrupción”

El gobierno de Pedro Castillo no tiene en su médula el respeto por una prensa libre y mucho menos quiere comprender que esta significa que los medios puedan investigar a quienes ostentan el poder sin ningún tipo de coacción, presión política o acoso.

Por eso, ante un reportaje que lo investiga, el presidente ha respondido con una amenazante carta notarial dirigida a la periodista Rosana Cueva de Panorama y a José Beteta de la plataforma Vigilante. Esta es una práctica intimidatoria que vulnera la libertad de expresión y que se suma a otra carta con la que hostigó antes al periodista Beto Ortiz de Willax.

El presidente apela a su honor, pero no reconoce que en una democracia los funcionarios como él están sujetos a una mayor y constante fiscalización por parte de los ciudadanos y la prensa. La defensa del derecho al honor se debilita frente a la libertad de expresión cuando las investigaciones y opiniones se tratan de personas de relevancia pública en asuntos de interés público.

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Además de usar su poder para amenazar una investigación que lo cuestiona por actos de corrupción, el presidente sigue trastocando el significado de la rendición de cuentas que caracteriza a una democracia. Cada vez que se le exigen cuentas, acusa a quien lo hace de desestabilizar su gobierno, como lo ha mencionado en el último párrafo de la carta.

Y la libertad de cuestionar a un presidente es fundamental para luchar contra la corrupción. Como se señala en el Informe de Percepción de la Corrupcion 2021 de Transparencia Internacional, “existe un fuerte vínculo entre un alto nivel de corrupción y la restricción de las libertades civiles. A más corrupción, más probabilidad de vulneración de las libertades civiles. En sentido inverso, la falta de libertades civiles dificulta la lucha contra la corrupción”.

Y eso es lo que nos está pasando. Atacan la libertad de prensa para evadir la rendición de cuentas y así poco a poco gana terreno la corrupción y, luego, sin libertades, ya no se puede enfrentarla. La corrupción y el autoritarismo se fortalecen juntos en perjuicio de los ciudadanos.

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