Por otro lado, es bienvenido que se originen discusiones sobre cómo podemos elevar el bienestar de los peruanos y tener igualdad de oportunidades, pero ojalá ello pueda darse con las características propias de una sociedad tolerante, respetuosa y sin insultos, con información y con empatía. No podemos reducir la discusión a “aquí está el crecimiento” y “el pobre es pobre porque quiere”. El modelo de libre mercado es el que más reduce la pobreza, atrae la inversión privada, genera ingresos y empleo y eso se traduce en la calidad de vida de los ciudadanos, pero si entre el crecimiento y el bienestar se interpone la falta de voluntad política, la corrupción, la ineficiencia e incapacidad, la ausencia de reformas en salud y educación, y si además se afecta la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, no será posible un país con igualdad de oportunidades que le gane a la pobreza y en el que cualquier peruano o peruana pueda liberar sus fuerzas creativas y productivas para crecer y desarrollarse.