"Ya deberíamos estar trabajando, entonces, en un proyecto de mediano plazo para el país en las próximas elecciones nacionales...". (Foto: Julio Reaño/@Photo.gec)
"Ya deberíamos estar trabajando, entonces, en un proyecto de mediano plazo para el país en las próximas elecciones nacionales...". (Foto: Julio Reaño/@Photo.gec)

Empiezo a escribir estas líneas antes de ir a votar, en unas que no despiertan ningún entusiasmo, al menos en lo que al se refiere. Estoy esperando que al menos haga un poco de sol y se levante un poco el ánimo con el que muchos iremos a cumplir. Recuerdo haber escuchado alguna vez llamar al proceso electoral “fiesta democrática”, pero estas elecciones vienen con muy poco espíritu festivo.

Las elecciones regionales no presentan un panorama mucho mejor: producto de una descentralización forzada por la presión política del Apra y la falta de capacidad de resistencia o equivocada anuencia del gobierno de Toledo, hemos terminado con un país desmembrado porque nunca se logró dar el paso de las regiones a las macrorregiones. Recordemos que la idea final no era crear islas políticas y económicas, sino acercar al Estado al ciudadano para conocer mejor y atender más directamente sus necesidades. El segundo objetivo era lograr la integración de las regiones para permitir sumar esfuerzos uniendo y permitiendo la ejecución de proyectos de gran envergadura que comprometieran a más de una región. En lugar de ello, tenemos regiones enfrentadas unas con otras por el acceso a recursos, como el agua, o con cuantiosos presupuestos que no se llegan a ejecutar a pesar de las evidentes necesidades de la población, así como de la existencia de todo un plan de inversiones productivas, elaborado hace años y con mucho esfuerzo por el Ministerio de Economía y Finanzas.

El Apra nunca logró “cumplir su deseo de colocar a los gobernantes regionales que pensaba porque los ciudadanos decidieron elegir caudillos locales sin partidos organizados. Pero la descentralización llegó para quedarse y dejar un país empobrecido a pesar de la disponibilidad de recursos, especialmente en las localidades con actividad minera e ingresos importantes provenientes del canon.

El ambiente en el que se desarrollan estas elecciones debería ponernos a pensar en el escenario de la culminación del mandato de Castillo (que creo que será en 2026 porque hemos perdido la capacidad de indignarnos por las razones correctas). ¿Qué pasará en ese momento? ¿Volveremos a tener cantidad de candidatos a la presidencia, sin partidos organizados y alianzas si fueran necesarias para evitar la repetición de un resultado como el de las últimas elecciones en las que permitimos o fuimos cómplices para que se impusieran quienes hoy ‘gobiernan’?

Hoy, lunes, aunque no se conozcan con certeza todos los resultados finales del proceso electoral, ya estará decidido quiénes dirigirán los destinos de provincias, distritos y regiones. Y ya deberíamos estar trabajando, entonces, en un proyecto de mediano plazo para el país en las próximas elecciones nacionales… si no queremos volver a lamentarnos por un resultado que nos cogió desprevenidos.

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