[Opinión] Valerie Vásquez de Velasco: Punto ciego
[Opinión] Valerie Vásquez de Velasco: Punto ciego

política que vivimos produce algo así como ceguera parcial. Comencemos por el actual proceso electoral. A estas alturas, ¿puede realmente, ‘la derecha’, seguir afirmando que algo del tamaño de un fraude está escondido sin que ninguna institución democrática –nacional o internacional– lo haya podido detectar? Aparte de lo que todos quisiéramos, que se cumpla la maravillosa utopía de conocer la verdad de cada uno de los votos, ¿con qué sustento se puede insistir sobre un “fraude en mesa” si no existen las pruebas para demostrarlo? ¿Saben, quienes insisten en no aceptar los resultados electorales, lo delicado que es debilitar nuestras instituciones? En serio, ¿se puede sugerir que no hay nadie honesto en todo el sistema político, que todas las piezas democráticas que componen nuestro país están coludidas? Y de ser así, nos preguntamos, ¿hemos vivido entonces, hasta ahora, tan tranquilos en un país tan podrido? ¿Nada hemos hecho para evitar tremenda septicemia por corrupción, que hoy nos explota en la cara? Recuerden que tenemos la mano derecha sobre el pecho.

Este corto ensayo de la ceguera peruana va para un lado y para el otro. Así, cabe preguntar a quienes apoyan a Pedro Castillo, ¿no se dan cuenta de la presencia peligrosa, doble cara y cosida a la corrupción de Vladimir Cerrón? ¿Hasta qué punto se puede trabajar una alianza con una persona con esas credenciales, avalando o callando su cercanía, manejo o participación? Se trata de un condenado y sin embargo, ¿dónde están las voces justas pidiendo su salida, su separación definitiva? Si quisiéramos lo mejor para el Perú –vean que tienen la mano sobre el corazón–, ¿por qué ‘la izquierda’ no levanta su voz de protesta contra la mafia de Los Dinámicos del Centro, que –según los aspirantes a colaborar con estas investigaciones– habrían financiado la candidatura del virtual presidente? Y, ¿qué de las irregularidades de la presunta ilegal licencia de trabajo del Reniec de la vicepresidenta Dina Boluarte? ¿Nada qué decir?

Obviamente vivimos entre dos extremos impenetrables e irreconciliables, pero ¿solo se trata de cerrar los ojos? ¿Ese era el juego de la política, jugar a hacernos los ciegos?