El Primer Ministro de España, Pedro Sánchez (Foto de Sergei CHUZAVKOV / AFP)
El Primer Ministro de España, Pedro Sánchez (Foto de Sergei CHUZAVKOV / AFP)

A escasas horas de la celebración de las elecciones generales en , mantiene su fe en la victoria, aunque las encuestas digan lo contrario. Él se defiende diciendo que están tergiversadas; que son ataques de los (derechistas) medios de comunicación contra su persona.

Una más de las mentiras a la que nos tiene acostumbrados. Aunque según él, no miente; cambia de opinión.

Corre por las redes un documental titulado El Autócrata. Un retrato político de Pedro Sánchez, que hace un retrato duro y objetivo del personaje. Lo paradójico es que se basa en la opinión de socialistas que ocuparon puestos clave en el pasado reciente. De forma sincera, muestran su hartazgo por la gestión de Sánchez. Un hombre, según los entrevistados, narcisista, maquiavélico y mentiroso, entre otras lindezas.

Dijo que no gobernaría con los partidos de extrema izquierda. Mentira.

Dijo defender una España unida. Nunca ha estado más dividida.

Dijo —dice— defender la democracia. Le gusta gobernar sin controles, ni del Legislativo (nunca antes se han dictado tantos decretos-leyes) ni del Judicial, al que ha atado institucionalmente de pies y manos.

Ha resucitado a las dos viejas Españas.

Para mantenerse en el poder, indultó a independentistas; derogó el delito de sedición; pactó con la ETA, después de haber dicho, “para que conste en Acta”, que nunca lo haría.

Según él, y en sus propias palabras, “pasará a la historia” por haber exhumado los restos de Franco del Valle de los Caídos. Absurdo y huero legado.

Flaco favor le ha hecho al país y a su institucionalidad durante su gestión. Veremos qué resulta de todo ello el 23 de julio. Como siempre, la ciudadanía tiene la última palabra. Y esta, nunca se equivoca.


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