Imagen del 2016 en el área de conservación ambiental Cachiaco-San Pablo ubicada en la provincia de Pacaipampa, departamento de Piura. (Foto: José Novoa, Medio: Mongabay Latinoamérica)
Imagen del 2016 en el área de conservación ambiental Cachiaco-San Pablo ubicada en la provincia de Pacaipampa, departamento de Piura. (Foto: José Novoa, Medio: Mongabay Latinoamérica)

Y se ríe de mí, dulce embustera, esta fría primavera. No termina de llegar a Lima el calor que viene con la primavera, pero sin duda sabemos que va a llegar. La temperatura global de la Tierra ha aumentado 1.2°C, desde finales del siglo XIX. Para quien no le parezca mucho, menciono algunas consecuencias: incendios forestales, tormentas, inundaciones, deshielo de los glaciares, extinción de plantas y animales, entre otras.

En los próximos diez años, el clima extremo y el fracaso de la acción climática es uno de los riesgos más probables, según el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial 2021, es incluso más alto que la posibilidad de otra pandemia. Lo más triste es que es un riesgo que nos hemos creado nosotros mismos con actividades como la minería ilegal, que es una de las que más daño ecológico provoca.

La última mejor oportunidad del mundo para controlar el desbocado cambio climático viene el 31 de octubre, también es llamada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), después de haber sido aplazada casi un año. ‘Es ahora o ya no será posible’ es el mensaje que trae la nueva COP.

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Los cuatro objetivos que tiene la COP este año son: mantener la temperatura bajo control y asegurar el ‘cero neto global’, que significa producir menos carbono del que sacamos de la atmósfera; proteger comunidades y hábitats naturales; trabajar con finanzas sostenibles y acelerar la colaboración público-privada para cumplir con los objetivos climáticos.

Los peligros de no tomar esta oportunidad están claros. Los problemas que creemos de otros son también nuestros, así como la responsabilidad. Todos los sectores y las personas podemos ser agentes de cambio, mejor si trabajamos en conjunto.

Lea mañana a: Álvaro Henzler

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