Ganaron los líderes regionales, los movimientos regionales, esos cacicazgos a los que la ciencia política y la sociología no los estudia con el detenimiento que corresponde, señala Vargas.
Ganaron los líderes regionales, los movimientos regionales, esos cacicazgos a los que la ciencia política y la sociología no los estudia con el detenimiento que corresponde, señala Vargas.

El primer gran resultado de estas elecciones es el gran fracaso de los partidos políticos llamados tradicionales. Ganaron los líderes regionales, los movimientos regionales, esos cacicazgos a los que la ciencia política y la sociología no los estudia con el detenimiento que corresponde. Lamentablemente, ha quedado claro que después de estas elecciones no hay partidos políticos nacionales. Estamos atomizados y creo, ahora más que nunca, que la democracia está fracturada, la democracia está en cuidados intensivos.

Me apenan mucho algunos resultados como el de Ayacucho, donde el actual ganador, Wilfredo Oscorima, no terminó su gestión porque fue encarcelado, procesado por corrupción, salió de la cárcel por esas cosas que suelen pasar en el Poder Judicial.

Los resultados en Lima también tienen que ver con esta grave crisis de representatividad en el que está nuestra clase política, con representantes que han tenido una actuación bastante discutible al hacer política con populismo, utilizando la demagogia a caudales.

Necesitamos de manera urgente refundar la política, trabajar en serio en eso que se llama la reforma política, trabajar con urgencia no a los caudillos y sí a los partidos políticos.

Aun cuando hay una diferencia de 1%, lo que corresponde ahora es que el nuevo alcalde de Lima tenga un equipo técnico suficiente que le permita ir cumpliendo con aquello que se ha comprometido para no tener problemas de rechazo en la población y eso se traduzca en, por ejemplo, dar cabida a personajes antisistema. Me da bastante miedo de que si el ganador fracasa, vamos a tener para las elecciones generales, no sé si antes de 2026, a un antisistema, un anárquico, a alguien que petardea el sistema y la verdad es que eso sería una situación apocalíptica, de liquidación final de nuestro sistema.