Si el problema principal es la inseguridad ciudadana y se manifiesta cada día con el alto índice de criminalidad —además, las encuestas dan cuenta de esta preocupación—, se requiere priorizar, desde el Gobierno, la atención inmediata con idoneidad y transparencia.

Ante esta situación crítica que vive el país, se requiere de un alto nivel de compromiso de los responsables de garantizar la seguridad, en este caso la Policía Nacional, que debe estar operativa y, sobre todo, con la capacidad de atender esta necesidad ciudadana, movilizando personal y recursos para enfrentar a las bandas organizadas de delincuentes, contando con el apoyo absoluto del Gobierno.

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Y es aquí donde nuevamente se arma el escándalo con la intromisión grosera del Gobierno en la PNP, después de las declaraciones del exjefe de la Policía, el general Jorge Angulo, que ha denunciado este abuso cometido por el ministro del Interior, Víctor Torres, para desestabilizar el trabajo que se estaba realizando, el cual requería del respaldo político desde el Mininter y no imponer sus intereses subrepticios, como el favorecer a algunos policías con reasignaciones en las altas direcciones de la PNP y hasta con la pretensión de invitar al pase a retiro a oficiales destacados, sabiendo, además, que estamos fuera de plazos.

La intromisión estaba dirigida al equipo especial de la PNP, que encabeza el coronel Colchado y que durante estos años, en diferentes gobiernos, ha tenido resultados importantes para desbaratar la corrupción y las organizaciones criminales que se habían infiltrado en la política para hacer de las suyas. ¿Por qué es incómodo para el ministro Torres el trabajo que realizan Colchado y su equipo de la PNP en la lucha contra la corrupción?

La respuesta es evidente y por cierto ha sido el argumento de corruptos y sinvergüenzas que han estado en el poder, que siempre han querido desacreditarlo y buscaron la sinrazón para retirarlo de la Policía. Basta recordar los casos de los Cuellos Blancos, el suicidio de Alan García, en el gobierno de Pedro Castillo y ahora último con la suspendida fiscal de la Nación, Patricia Benavides.

Es insostenible que un advenedizo como Víctor Torres, que estuvo fuera del país desde hace 10 años, continúe en el Mininter, con estos antecedentes, porque es evidente que le importa un comino la seguridad ciudadana y está en el cargo para cumplir una tarea que le habría delegado el lado oscuro del poder.


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